e. 02/08/2018 N° 55561/18 v. 02/08/2018
(Nota
Infoleg:
Los anexos referenciados en la presente norma han sido extraídos de la
edición web de Boletín Oficial)
ANEXO
Plan Nacional de Suelos Agropecuarios
A) Antecedentes, Justificación y Objetivos
En un contexto global de marcado aumento poblacional, la necesidad de
producir alimentos en cantidad y en calidad bajo un escenario de cambio
climático, implica un inmenso desafío. Es así que se torna necesario
resaltar que los suelos de uso agropecuario constituyen un recurso
natural estratégico, limitado y no renovable, y cuyo uso sostenible se
debe encuadrar en una planificación sistémica basada en un ordenamiento
territorial. Como tal, debe ser manejado con una perspectiva de largo
plazo y con el compromiso de todos los actores involucrados en su uso y
gestión.
En el caso de la REPÚBLICA ARGENTINA, cuya economía nacional tiene su
base en el sector agropecuario, la conservación de los recursos
naturales y el entendimiento de los procesos inherentes a los sistemas
productivos, deben constituirse en el basamento del desarrollo
sustentable y el bienestar colectivo de toda la población que habita su
suelo. En este sentido, tanto en la CONSTITUCIÓN NACIONAL, como en el
conjunto de la normativa vigente, se contemplan las necesidades de las
generaciones actuales y futuras, y se reconoce el derecho al goce de un
ambiente sano, como a la vez, el deber de preservarlo. Es así que
entender y atender el estado de los suelos agropecuarios para minimizar
su deterioro o recuperar los que así lo requieran, es parte del
accionar del Estado, que debe contribuir, estimulando y posibilitando
la aplicación de técnicas de manejo que tiendan a la utilización
sostenible de este recurso, a partir de la generación de políticas, de
información, de conocimiento, de capacitación y sensibilización y de la
oportuna extensión y transferencia de tecnologías. Dichas técnicas
deben ser apropiadas al estado y condición de cada suelo en cada región
y en cada sistema productivo, cualquiera sea la vinculación jurídica
que se tenga con la tierra, para potenciar las características físicas,
biológicas y químicas permanentes de los suelos.
Los problemas edáficos que actualmente se evidencian son producto de
décadas de procesos de degradación del recurso, como consecuencia de un
uso no racional. Es por esto que se torna necesaria la generación de
políticas destinadas a su conservación, restauración y uso sostenible,
dado que es deber del Estado, como así también de los usuarios y la
sociedad en su conjunto, velar por la prevención y el control de su
degradación y la promoción de su uso sostenible. Esa necesidad de
conservación cobra mayor significancia en tanto se reconoce que el
deterioro y la degradación de los suelos impactan negativamente en las
comunidades rurales y urbanas y la economía en general, todo ello
intensificado por el efecto que produce el cambio climático que agudiza
los riesgos y amenazas.
El Estado, en sus distintos niveles, debe asegurar que las políticas
que incidan directamente sobre el uso de los suelos agropecuarios sean
congruentes y generen incentivos para la adopción de prácticas
adecuadas que tiendan a la conservación (considerando también a los
suelos con alta capacidad de resiliencia) y, si correspondiera, a la
recuperación de los suelos agropecuarios. Por lo que también se torna
necesario la evaluación del impacto de las medidas aplicadas.
En adición a todo lo expresado, resulta preciso reconocer que los
suelos sufren los impactos del cambio climático, particularmente el
aumento en la frecuencia e intensidad de los eventos extremos (entre
los que se pueden mencionar las tormentas, huracanes, inundaciones,
sequías, olas de calor e incendios). La consecuencia es el agravamiento
de procesos de degradación, el deslizamiento de laderas y la
salinización, entre otros. Los impactos del cambio climático sobre los
suelos no son fáciles de estimar, en tanto el cambio climático
interactúa con otros procesos antrópicos que integran el cambio global.
En este sentido, varios especialistas en la materia coinciden en que
para moderar los riesgos climáticos primero se deben comprender los
sistemas actuales de producción y las causas de vulnerabilidad
relacionados con el clima. Es importante destacar que la vulnerabilidad
depende del impacto provocado por el evento y de la capacidad
adaptativa del sector. En este punto, la adaptación de los sistemas
productivos está vinculada, entre otros aspectos, a incrementar la
resiliencia y la diversidad de los sistemas, y a la generación y empleo
de las tecnologías que contribuyen con la salud y calidad de los suelos
(por ejemplo, reduciendo la escorrentía y la erosión hídrica).
Hoy, las principales amenazas de los suelos productivos de nuestro país
refieren a problemas de erosión hídrica y eólica, pérdidas de materia
orgánica, desbalance y agotamiento de nutrientes, salinización,
alcalinización y acidificación, pérdidas de biodiversidad, problemas
físicos (compactación, disminución de capacidad de infiltración),
anegamientos e inundaciones. Dentro de los riesgos que a futuro se
deberán enfrentar se encuentran los de contaminación difusa y puntual y
el sellado por urbanizaciones. Todas estas amenazas y riesgos sobre los
suelos se agravan en el contexto de cambio climático global.
Actualmente, siguiendo el enfoque que los países han manifestado en
ámbitos multilaterales como la Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Alianza Mundial por el
Suelo, a través de la Carta Mundial de Suelos Revisada (2015) y las
Directrices Voluntarias para la Gestión Sostenible de los Suelos
(2017), es preciso avanzar en aspectos de gobernanza de los suelos para
hacer frente a las problemáticas señaladas. En tal sentido, enfocar
hacia la gobernanza de este recurso implica considerar que se trata de
un proceso de toma informada de decisiones, incluyendo el desarrollo y
ejecución de marcos legales, políticas, estrategias y acciones, en
referencia al uso/manejo o gestión del recurso suelo.
Es así que se torna necesario contar con un Plan Nacional de Suelos
Agropecuarios que accione en articulación con las provincias, de modo
que sirva para priorizar necesidades y definir acciones concretas desde
las instancias marco de la generación de normativa y planificación
programática, hasta las instancias del usuario directo del recurso, de
tal modo que se implementen manejos adecuados tendientes a la
conservación de largo plazo de las propiedades y funciones de los
suelos.
Considerando este contexto, el Plan contribuye a plasmar en acciones las líneas estratégicas referidas a:
1. Alcanzar el máximo potencial productivo en cada espacio territorial,
en forma sostenible, conservando la biodiversidad y mejorando la
calidad de los recursos naturales.
2. Contribuir a la seguridad alimentaria, mejorando la diversidad y acceso
a los alimentos y asegurando la inocuidad de los mismos.
3. Promover el desarrollo territorial con foco en los pequeños y medianos productores y en los trabajadores rurales.
Siguiendo estas premisas, es menester señalar que el Plan se basa en los principios que seguidamente se detallan:
1. Sustentabilidad: "El desarrollo económico y social y el
aprovechamiento de los recursos naturales deberán realizarse a través
de una gestión apropiada del ambiente, de manera tal, que no comprometa
las posibilidades de las generaciones presentes y futuras."
2. Progresividad: "Los objetivos deberán ser logrados en forma gradual".
3. Subsidiariedad: "El ESTADO NACIONAL, a través de las distintas
instancias de la administración pública, tiene la obligación de
colaborar y, de ser necesario, participar en forma complementaria en el
accionar de los particulares en la preservación y protección
ambientales."
4. Responsabilidad: Deber de todos los habitantes de preservar el
ambiente. "El generador de efectos degradantes del ambiente, actuales o
futuros, es responsable de los costos de la acciones preventivas y
correctivas de recomposición, sin perjuicio de la vigencia de los
sistemas de responsabilidad ambiental que correspondan."
En su concepción, y para avanzar en los enfoques previstos, el Plan se
sustenta en los SIETE (7) pilares para la conservación, restauración y
uso sostenible que a continuación se enumeran:
1. Manejo sostenible y Buenas Prácticas.
2. Conocimiento de causas y fuentes de la degradación del suelo agropecuario.
3. Sistema de Información de Suelos para la formulación de políticas y su Observatorio del estado de salud de los suelos.
4. Fortalecimiento y creación de capacidades en distintos niveles.
5. Capacitación, comunicación, concientización.
6. Implementación de legislación.
7. Investigación, extensión y transferencia de tecnología.
Por todo lo expuesto precedentemente, se presentan aquí los objetivos del Plan:
El
objetivo general es el de
promover la conservación, restauración y manejo sostenible de los
suelos agropecuarios, maximizando su productividad y procurando el
mantenimiento de sus servicios ecosistémicos, en un contexto global de
cambio climático.
Para cumplir con dicho objetivo general, el Plan presenta los siguientes objetivos específicos:
1. Fortalecer las capacidades institucionales en todos los niveles para
la conservación, restauración y manejo sostenible de los suelos
agropecuarios.
2. Fomentar la adopción de buenas prácticas de suelos para su
conservación, restauración y manejo sostenible, atendiendo a la
provisión de los servicios ecosistémicos que otorgan.
3. Fomentar sistemas productivos que tiendan a maximizar la productividad en forma sostenible.
4. Desarrollar oportunidades y herramientas de mercado como política
para la conservación, recuperación y manejo sostenible de los suelos
agropecuarios y sus servicios ecosistémicos, considerando al cambio
climático global.
5. Impulsar acciones de largo plazo que pongan en valor la
conservación, restauración y manejo sostenible del suelo en distintas
escalas temporales y espaciales.
6. Impulsar la implementación de planes de manejo sostenible de suelos agropecuarios en acuerdo con las provincias.
7. Impulsar el desarrollo de normativa referida a suelos agropecuarios.
8. Crear el Sistema Nacional de Información de Suelos Agropecuarios y
su Observatorio, para la formulación de políticas en suelos
agropecuarios.
9. Fomentar la difusión, la capacitación, la extensión y transferencia para el manejo sostenible de los suelos agropecuarios.
10. Fomentar la investigación en suelos agropecuarios para su manejo sostenible.
11. Participar en las negociaciones e iniciativas internacionales.
12 Realizar acuerdos de cooperación a nivel nacional, regional e
internacional en suelos agropecuarios y procurar la movilización de
recursos monetarios y humanos.
B) Componentes del Plan Nacional de Suelos Agropecuarios
Para dar cumplimiento al objetivo general y los objetivos específicos
planteados y considerando los referidos pilares para la conservación,
restauración y manejo sostenible del suelo, el Plan se estructura con
los siguientes componentes:
1) Sistema de Información de Suelos de la Argentina (SISAR).
Objetivo: disponer de un Sistema de Información de Suelos Agropecuarios
(SISAR) a escala nacional, para la formulación de políticas públicas
orientadas a la conservación de suelos agropecuarios.
EL SISAR contará con un Observatorio Nacional de Suelos Agropecuarios,
creado por la Resolución N° RESOL-2017-169APN-MA del 7 de julio de 2017
del MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA y los respectivos Observatorios
Regionales que generarán información cartográfica, del estado de salud
de los suelos (indicadores), de los cambios de uso y prospectiva, entre
otros, de modo tal que se pueda establecer un sistema de alerta para la
generación de políticas y la toma de decisiones.
Para la implementación del SISAR se realizarán los acuerdos necesarios
con el INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA AGROPECUARIA (INTA), organismo
descentralizado en la órbita del MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA, las
provincias y aquellos organismos y entidades generadoras de información
sobre suelos. Asimismo, el SISAR articulará con organismos
gubernamentales en los distintos niveles de organización, con el sector
de ciencia y técnica, con asociaciones de productores y con organismos
a nivel internacional.
2) Herramientas para la gestión sostenible de los suelos agropecuarios.
Objetivo: Fomentar la adopción de Buenas Prácticas de Suelos (BPS) a
nivel nacional, a través de múltiples herramientas e instrumentos de
gestión, de normativa, de incentivos y de inversión, entre otros.
Para la adopción de las BPS se realizarán acuerdos en todos los niveles
y con el INTA; se impulsará la implementación de planes de manejo
sostenible de suelos agropecuarios en acuerdo con las provincias.
3) Cultura en suelos agropecuarios.
Objetivo: fomentar acciones de capacitación, difusión, sensibilización,
extensión y transferencia para el manejo sostenible de los suelos
agropecuarios en diferentes niveles, a partir de diagnósticos
participativos.
Para el fomento de estas acciones se realizarán acuerdos con el INTA,
organismo descentralizado en la órbita del MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA,
y se articulará con los organismos nacionales y provinciales, con las
universidades y las organizaciones de productores, impulsando, entre
otras, redes de intercambio de conocimiento.
4) Fortalecimiento institucional y cooperación.
Objetivos: Fortalecer las capacidades institucionales conducentes a la
implementación del Plan en todos los niveles a partir de las
necesidades identificadas regionalmente, incluyendo las del MINISTERIO
DE AGROINDUSTRIA y del INTA, organismo descentralizado en la órbita del
MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA. Fomentar acciones de cooperación técnica
en diferentes aspectos para el manejo sostenible de los suelos.
Para ello se generarán espacios de diálogo y de articulación
interinstitucional, y acuerdos de cooperación y de asistencia técnica
en suelos, con aporte de recursos monetarios y movilización de recursos
humanos.
5) Plataforma de políticas para los suelos agropecuarios.
Objetivo: Impulsar el establecimiento de una plataforma de políticas para el manejo sostenible de suelos agropecuarios.
Para el logro de este objetivo, entre otros, se propiciará el
desarrollo de normativa en suelos agropecuarios, se fomentará la
armonización de las normas nacionales y provinciales se impulsará la
evaluación del impacto de las medidas. Asimismo, se contará con
espacios de diálogo participativos, de concertación y de articulación
interinstitucional. Todas estas actividades se realizarán teniendo en
consideración las iniciativas nacionales e internacionales en la
materia.
6) Apoyo a la investigación.
Objetivo: impulsar y dar apoyo a la investigación para el manejo
sostenible de los suelos a partir de la identificación de vacíos y
necesidades de información.
Se prevé impulsar concursos de proyectos, la conformación de consorcios
de investigación, la celebración de convenios y la afectación de
recursos monetarios y humanos para la conservación de los suelos
agropecuarios.
C) Operatividad del Plan.
El Plan Nacional de Suelos Agropecuarios será ejecutado a nivel
nacional y tendrá su asiento en el MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA, a
través de la SUBSECRETARÍA DE AGRICULTURA, la que tendrá a su cargo la
designación del funcionario que dirigirá, coordinará e implementará el
Plan.
Para su implementación está prevista la celebración de acuerdos y
convenios con el INTA, organismo descentralizado en la órbita del
MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA, las provincias y con distintos organismos
y entidades, que refuercen la articulación interinstitucional tanto a
nivel nacional, provincial como local, y con otros organismos y
estructuras de representación, las que también serán acompañadas por el
sistema de ciencia y técnica y organizaciones del sector privado.
La implementación del Plan se realizará en forma progresiva y en
diferentes escalas de abordaje temporal y espacial, previendo una
regionalización según los criterios que oportunamente se establezcan, y
atendiendo el establecimiento de zonas críticas y sitios piloto.
De ser considerado necesario, el Plan podrá contar con un comité "ad
hoc" de asesoramiento científico-técnico del que podrán participar
entidades oficiales o privadas o profesionales con acreditada
trayectoria y experiencia en la materia.
Asimismo, se podrá convocar a los representantes de las provincias al
efecto de conformar un ámbito de diálogo y articulación como instancia
de discusión y concertación de las acciones necesarias para el
cumplimiento de los objetivos del Plan.
Finalmente, en el marco del Plan se podrán suscribir convenios de
cooperación en la materia con las provincias, municipalidades, el
INSTITUTO NACIONAL DE TECNOLOGÍA AGROPECUARIA (INTA) y otras
instituciones y asociaciones tanto públicas como privadas, nacionales o
internacionales.
D) Financiación.
El Plan Nacional de Suelos Agropecuarios contará con fondos propios que
serán provistos por el MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA, así como otras
fuentes provinciales, nacionales e internacionales de financiamiento.
Los recursos disponibles, serán destinados a la implementación del Plan
Nacional de Suelos Agropecuarios, para la ejecución de sus componentes
y las acciones que se establezcan en cumplimiento de los objetivos del
Plan.
E) Beneficiarios.
Las partes interesadas y los beneficiarios comprenden al sector público
nacional, provincial y municipal, a empresarios del sector,
productores, al Sistema de Ciencia y Técnica, al INTA, organismo
descentralizado en el ámbito del MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA, y a la
sociedad en su conjunto.
El interesado directo en el Plan es el ESTADO ARGENTINO a través del
MINISTERIO DE AGROINDUSTRIA, y su citada SUBSECRETARÍA DE AGRICULTURA.
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