CAPITULO 4

DIAGNOSTICO DE LA DESERTIFICACION

La desertificación en el país

La República Argentina ocupa más del 80% de su territorio con actividades agrícolas, ganaderas y forestales, generando un impacto importante en la base de sus recursos naturales, que se expresa en la actualidad con más de 60.000.000 de hectáreas sujetas a procesos erosivos de moderados a graves. Cada año se agregan 650.000 has, con distintos grados de erosión.

Esta situación es particularmente aguda y crítica en las zonas áridas y semiáridas que componen el 75 % del territorio nacional, donde la pérdida de productividad se traduce en el consiguiente deterioro de las condiciones de vida y expulsión de población.

La población urbana y rural establecida en esta región árida/semiárida es aproximadamente el 30% del total nacional (9.000.000 de habitantes).

Muchos de los estados provinciales de la región presentan ingresos per cápita promedio inferiores a la media nacional, y los porcentajes de hogares con necesidades básicas insatisfechas duplican la media nacional.

La gran variedad de condiciones climáticas, procesos geomorfológicos y de recursos de suelo y forestales, determinan una gran diversidad ecológica en las regiones y subregiones sujetas a déficit hídrico.

En la región Pampeana Semiárida (20.000.000 de has.), con suelos arenosos de pendientes suaves, se generalizó la agricultura con prácticas incorrectas y el sobrepastoreo en las áreas más secas. Las sequías periódicas desataron procesos de erosión eólica (más de 8.000.000 de has.) dando origen a médanos y exponiendo los suelos a la erosión hídrica (4.000.000 de has.).

En la Patagonia (80.000.000 de has.), estepa con relieve de mesetas, la causante principal de la desertificación está dada por el sobrepastoreo ovino. Los sistemas ganaderos extensivos establecidos hace más de un siglo no contemplaron el uso sustentable del pastizal natural, acentuando sus condiciones de aridez por disminución o eliminación de la cubierta vegetal.

Coexisten en el ambiente patagónico los valles irrigados con severos procesos de salinización y revenimiento. Actualmente más del 30 % de la superficie de la región se encuentra afectada por procesos erosivos eólicos e hídricos severos o graves.

El Chaco Semiárido (32.000.000 de has.) gran planicie ubicada en el centro norte del país, presenta un ecosistema con vocación forestal sujeto a desmonte masivo y sobrepastoreo, que junto a la agricultura expoliativa, expone los suelos a las precipitaciones y temperaturas extremas, generando pérdidas en la fertilidad y eficiencia hídrica, y procesos erosivos.

Esta situación se agrava hacia el oeste donde la región del Chaco Arido presenta las condiciones más extremas de aridez del Gran Chaco Americano.

La Puna (8.000.000 de has.), altiplanicie despoblada, ubicada en el Noroeste a más de 3.000 metros de altura, junto a la desierta región Altoandina (8.000.000 de has.) está sujeta a procesos de erosión hídrica y eólica, fundamentalmente por sobrepastoreo.

Los Valles Aridos del Noroeste y las Sierras Secas Centrales (15.000.000 de has.), áreas montañosas con sistemas agrícolas bajo riego y ganadería extensiva en los faldeos montañosos, presentan problemas de erosión en las cuencas hidrográficas por sobrepastoreo, deforestación e incendios.

En el área de Cuyo (20.000.000 de has.) coexisten importantes áreas bajo riego, con problemas de salinización y revenimiento freático (oasis de cultivo), con extensas llanuras fluvioeólicas "de las travesías", sujetas a sobrepastoreo y deforestación.

Se destacan por su importancia los procesos de desertificación que afectan la cantidad y calidad de los recursos hídricos superficiales y subterráneos.

Las regiones áridas disponen sólo del 12 % de los recursos hídricos superficiales del país (2.600 m3/seg), los que junto a la dotación de aguas subterráneas, permiten el riego en más de 1.250.000 hectáreas en los llamados oasis de riego.

Pero deficiencias en la infraestructura de riego, la inadecuada sistematización del terreno, el mal manejo del agua y déficits en la asistencia técnica al productor, llevaron a que cerca del 40 % de la superficie presenta problemas de salinización y/o revenimiento freático.

La dramática disminución de las formaciones boscosas de la Argentina ha acompañado a la desertificación. En los últimos 75 años la reducción de la superficie forestal natural, por efecto de la explotación con objeto maderero y energético, sobrepastoreo y el desmonte para la ganadería y la agricultura, alcanzó el 66 % (mayoritariamente en las zonas secas) de su superficie original.

Asociado con la ocupación del territorio y la modificación de los ecosistemas, la pérdida de biodiversidad se expresa en el peligro de desaparición del 40 % de las especies vegetales y animales en todas las regiones marginales y en especial en las más expuestas a la desertificación.

Las deficiencias en la tenencia de la tierra es un factor que contribuye a agravar los procesos de deterioro. Tanto el latifundio como el minifundio, la ocupación de tierras fiscales, y los problemas de títulos llevan a una creciente degradación del suelo, el agua y la vegetación, disminuyendo y anulando su productividad, sumiendo a los pobladores en la pobreza u obligándolos a la migración.

Problemas graves como el ausentismo, bajo valor de la producción primaria, dificultades en la comercialización y escasas alternativas productivas, presionan sobre los procesos de desertificación.

Una problemática poco considerada, que afecta a todos los núcleos poblacionales del país, es la desertificación en las áreas periurbanas, originada en la presión social de grupos marginados y migrantes de las áreas rurales.

Qué nos dijo la gente

El objetivo principal de los talleres regionales ha sido reunir a los pobladores y productores con los técnicos y políticos locales, para que de forma conjunta y en función de la percepción local, puedan definirse las condiciones en que se encuentra la región, y las causas y consecuencias del inadecuado uso de los recursos naturales que lleva a la desertificación.

El voluminoso material resultante de los talleres, ordenado por los equipos de facilitadores regionales y editado por el Punto Focal Nacional, fue sujeto de análisis por técnicos y especialistas, y finalmente resumido a nivel de cada región.

Este documento incorpora los resúmenes del material producido en los talleres, con el objeto de trasmitir a toda la comunidad la percepción que tiene cada región de sus propios problemas.

La región de la Puna

Caracterización ambiental y relación con la desertificación

La Puna argentina es una altiplanicie, peritropical que varía entre 3.400 y 4.500 msnm, con cordones montañosos que corren aproximadamente en sentido Norte Sur, y llegan a superar los 5.000 msnm. Está ubicada entre la Cordillera Oriental y las Sierras Subandinas al Este y la Cordillera Principal en el Oeste.

El clima define tres grandes áreas puneñas, Semiárida, Arida y Desértica, caracterizadas por las bajas precipitaciones concentradas en el verano. Disminuyen de Norte a Sur y de Este a Oeste, registrándose un promedio de 350 mm en la zona Semiárida hasta 50 mm en la Zona Arida.

Las lluvias escasas y las bajas temperaturas predominantes determinan una deficiente productividad y recuperación vegetal, a lo que se suma el carácter torrencial de la lluvia que provoca erosión por la poca cobertura vegetal, hecho agravado notablemente en los últimos 30 años.

La amplitud térmica diaria varía hasta un máximo de 40ºC, producto de la baja humedad relativa y de la alta intensidad de radiación.

En cuanto a los vientos, predominan los del Nor-Noroeste. Su mayor ocurrencia se observa en agosto, mientras que las intensidades máximas corresponden a octubre y noviembre, con impactos muy visibles en la erosión eólica.

La heterogeneidad del relieve permite identificar Fondos de Valles, Pedimentos, Conos Aluviales y Cerros, que definen diferentes tipos de suelos.

En los planos aluviales se observan suelos medianamente profundos, tanto de texturas medias a finas, asociados frecuentemente a suelos salinos (ciénagos), arenosos, y de materiales finos y ricos en calcáreo donde se han desarrollado suelos con mayor expresión de horizontes

En las zonas intermedias y altas existe una gran pedregosidad, tanto en superficie como en profundidad. En experiencias de siembra de "pasto llorón" se determinó que la forma de hacerla favoreció al cabo de 10 años la erosión eólica.

Los recursos hídricos superficiales son escasos, con un uso poco eficiente. Los recursos hídricos subsuperficiales son aprovechados muy puntualmente.

La vegetación en general es escasa y de tamaño reducido. En cuanto a los arbustales, predominan especies tales como "tolas", "cangias" "chijuas", etc. En los vallecitos y laderas de exposición Sur existen "queñoales"; en sitios bajos hay "churquis" y en los medanales "lampayas".

La rigurosidad térmica obliga a disponer mucho combustible, generando una fuerte presión sobre las tolas, extracción que trajo dos consecuencias negativas: la extinción de especies autóctonas y la pérdida de suelo por agua y/o viento.

Son insuficientes las áreas convenientemente protegidas, para mantener especies animales y vegetales amenazadas y conservar la biodiversidad.

Las causas principales de la disminución de la cobertura nativa son: la tala indiscriminada de las especies leñosas en general, el sobrepastoreo o mal pastoreo no sólo por alta carga con el ganado introducido, sino también por animales asilvestrados y camélidos, malas prácticas agroganaderas, deficiente manejo del agua e ineficiente uso de la energía.

La Puna es heterogénea, existe un gradiente pluvial con disminución de Norte a Sur y de Este a Oeste. Los procesos de desertificación son diferentes, con mayor impacto en los lugares de mayores posibilidades productivas por actividad humana (Noreste).

En las zonas más áridas (Sur y Oeste), las posibilidades de desarrollo son mínimas; aquí las desertificación está localizada en áreas de actividad humana (minería, ferrocarril, caminos y concentración de ganado).

En las zonas más húmedas (productivas) es preocupante el avance de la degradación de los ecosistemas durante los últimos años, con expresiones extremas de desertificación, como es la desaparición total de especies leñosas y/o de sus renovales, la proliferación de médanos y la cubierta arenosa móvil en general.

Por la mayor demanda energética en los últimos años, en especial de los centros urbanos y/o actividades productivas (minería, panaderías, escuelas), es preocupante la eliminación de especies como tola, queñoa, churqui, yareta. Se destaca que la población rural no produce mayores impactos sobre la vegetación leñosa, siendo la urbana la que mayor impacto produce.

Los bajos recursos económicos y las grandes distancias, no les permiten a los puneños acceder a otros combustibles (leña abajeña, gas), pero sí sería factible el uso de energías alternativas y mejorar la eficiencia de quema de la biomasa vegetal.

La falta de registros y ausencia de evaluaciones climáticas serias, trae la imposibilidad de predicciones a corto y mediano plazo, lo que repercute sobre las actividades productivas y su vinculación con los procesos de desertificación. Es evidente su vinculación con la degradación de las tierras.

El agua es el factor más crítico, tanto para consumo humano, animal y sistemas productivos en general, por las características ambientales propias de la Puna. De allí la importancia de los aspectos relativos al manejo del agua desde su captación hasta su utilización.

La degradación de la cubierta vegetal trae como consecuencia una disminución de la infiltración, aumento en la evaporación, mayores escurrimientos (más erosión), sedimentación y salinización.

Es importante tener en cuenta el concepto de manejo de cuencas (bolsones). Debe realizarse una evaluación global de la dinámica y usos del agua, tanto subterránea como superficial.

Existe una falta de valoración de los recursos nativos y de sus productos, como es el caso de las especies vegetales comestibles, medicinales, aromáticas, de uso artesanal, etc., y los distintos usos de especies animales.

Preocupa la no existencia de una lista roja para especies críticas de la flora puneña.

Asimismo la pérdida de ciertas especies leñosas, fundamentalmente aquellas usadas como combustible; no existiendo en este momento peligros de extinción por otros usos.

Caracterización socioeconómica

Para el caso de la Puna, los procesos de desertificación están agravados y/o estimulados principalmente por factores de pobreza extrema, salud y supervivencia.

Los problemas socioeconómicos sumados a la necesidad de alimentos y energía, para poder sobrevivir en esta zona de condiciones climáticas tan extremas, están estrechamente ligados a la degradación de estas tierras.

Ciertos sistemas de tenencia de la tierra, escasa organización, apoyo técnico y financiero insuficientes, así como problemas de comercialización, contribuyen a que la vida rural en la Puna sea más difícil; y a su vez también son responsables del aumento de la desertificación.

Los cambios demográficos, en especial la concentración urbana y la despoblación de las áreas rurales (un 70 % de los productores son mujeres), son también factores que contribuyen a la desertificación.

Una caracterización en un tema tan complejo, y su vinculación con la desertificación, obliga a determinar una premisa general: debe haber una fuerte participación del Estado en la asignación de recursos y en la fijación de políticas sectoriales, en razón de los graves desequilibrios sociales y el escaso o nulo interés del sector privado en atender necesidades de la Puna.

Hay una correlación entre la densidad y concentración, con las rigurosidades ambientales. Se distinguen dos zonas: la Puna Seca en el Norte y Este de Jujuy, donde están las mayores concentraciones urbanas (La Quiaca y Abra Pampa) y la Puna Desértica en el Sur y Oeste de Jujuy, Salta y Catamarca, con menor concentración poblacional por la mayor escasez de recursos.

En cuanto a la organización institucional (hospitales, servicios, escuelas) y social (cooperativas, asociaciones, etc.), también hay marcadas diferencias entre las dos zonas.

La escolaridad es baja, sobre todo en la zona rural. Como consecuencia de la pobreza, los chicos desde los 7 y 8 años comienzan a trabajar en el campo, o a cuidar hermanos menores.

Los maestros en general, no tienen compromisos con el medio social y físico. No hay perfeccionamiento generalizado para los docentes; cuando lo hay, no incluye temas de interés local. El tema desertificación no está instalado como cuestión prioritaria en ninguno de los niveles de enseñanza regional.

La pobreza se expresa en una altísima tasa de desnutrición y un deficiente servicio público de atención de la salud, que no tiene posibilidades ni opciones en la medicina privada.

Existen deficiencias en la atención a los problemas graves por parte de los organismos competentes, y aparecen roles nuevos desde las estructuras no gubernamentales, desde las organizaciones de base o por ejemplo desde la Gendarmería Nacional, que colabora con servicios médicos y odontológicos.

Los problemas de salud de la mujer son muy graves, y carecen de atención preventiva y curativa. Al ser el papel de la mujer muy importante en la actividad productiva y familiar, esta situación incide negativamente, provocando desestructuración familiar, abandono de otras actividades y priorización de la sobrevivencia por sobre cualquier otro aspecto.

Hay un marcado déficit habitacional tanto urbano como rural. Los programas nacionales no se adecuan en general ni al estilo ni a las costumbres de la Puna; sólo se ejecutan en ámbitos urbanos, con lo que se intensifica allí la concentración de población y se promueve la desertificación periurbana.

La vivienda rural toma del medio elementos tales como la paja nueva para techado y la paja vieja para cortar adobes, que sólo en algunos casos provoca disturbios ambientales.

Los servicios básicos son escasos, prácticamente nulos en el medio rural, y excepto en las ciudades, no se dispone de agua potable, luz y calefacción. En Abra Pampa, con 10.000 habitantes, sólo el 10 % utiliza gas envasado y el resto utiliza leña para calefacción y cocina.

Las migraciones son importantes, sobre todo para la búsqueda de trabajo fuera de la región. Más de un 50 % de los hombres adultos se emplean en la zafra azucarera, cosecha de tabaco y horticultura. La minería es a la fecha una actividad casi nula, habiendo sido muy importante.

En los últimos 10 años se produjo un aumento en las concentraciones urbanas de los pueblos de cabecera, por migración de ex mineros y sus grupos familiares.

En general, la familia puneña es extensa, numerosa, con familiares agregados y multigeneracionales.

Más de un 60 % de los hogares (tanto urbanos como rurales) tienen a la mujer como cabeza de familia y como responsable del grueso de las actividades. Ella junta leña, atiende la hacienda y las tareas rurales, cuida los hijos (en el caso de niñas a sus hermanos) y acarrea el agua. Las múltiples actividades, por migración y/o abandono de los hombres, obligan a priorizar la sobrevivencia; hay escasa o nula conciencia en cuanto a cómo evitar la desertificación.

El ingreso está muy diversificado: venta de ganado, trabajos locales y ocasionales (changas), mano de obra para construcción y venta de recursos naturales (pieles, leña, postes, paja para techar, paja para adobes).

La situación del empleo es gravísima con un 28 % de desocupación, un 26 % de trabajo no remunerado (campesinas minifundistas) y sólo hay trabajo para el 37 % de la población activa, y de ellos el 22 % es empleo público no productivo en la mayoría de los casos. Los jubilados y pensionados constituyen el 9% de la población.

Actividades productivas

Se acepta que la economía puneña reconoce un sostenimiento básicamente primario —ligada a un paisaje agreste—. El PB regional está condicionado fuertemente a los recursos naturales agropastoriles y, con suerte diferente según las épocas, mineros, quedando el comercio y los servicios en un segundo plano no muy distante como generadores de riqueza. A su vez, la estructura agraria, si bien viene dada por las particularidades históricas y ambientales para áreas diferentes, se manifiesta como básicamente campesina —esto es, de subsistencia— mal articulada a los mercados, y muy condicionada por el sistema de tenencia de la tierra.

Si bien las culturas nativas andinas tienen, desde tiempos precolombinos, un enorme respeto y devoción por la madre tierra (Pachamama) como generadora de vida —y relacionado a ello se mantienen ceremonias de la fertilidad y multiplicación de los ganados— la abrumadora realidad ha producido una desvalorización en la práctica de esta cosmovisión exaltadora de la naturaleza.

En el altiplano, el status social se mide por el número de cabezas de ganado, lo que no siempre se corresponde con la capacidad forrajera de los campos que los soportan; de allí proviene un efecto negativo de sobrepastoreo y destrucción de los vegetales, a la par de una pérdida en la calidad de los forrajes.

La ganadería aparece como la fuente de riqueza tradicional. Sus características principales son: extensiva, no diferenciada en zonas para cría y engorde, casi siempre transhumante, de baja productividad; primordialmente dedicada a los ovinos criollos de doble propósito, no mejorados y —en segundo término— los camélidos y los vacunos en pequeñas áreas; los que, como se ha dicho, son explotados mayormente como medios de subsistencia.

En las cuencas de Pozuelos y Miraflores se diferencia una ganadería algo más evolucionada, debido a condiciones ambientales menos desfavorables, a la cercanía de la principal fuente de generación de tecnología agraria de la región, (el Campo Experimental de Altura del INTA) y a la histórica elección de esa zona como destinataria de las acciones gubernamentales.

Aunque predomina el ganado ovino, la composición porcentual con respecto a otras especies está ligada al rigor ambiental y la lejanía relativa. Así, las pasturas que pueden aparecer en serranías y ciénagos permiten la cría de vacunos, e inversamente, los camélidos cobran importancia al pie de las montañas, donde las condiciones son más desfavorables. También hay caprinos, aunque localizados en áreas más benignas.

La suma de condiciones en que se desenvuelve la ganadería de la Puna, unidas a la natural fragilidad del ecosistema y a una historia de políticas erráticas (desde el Estado), son en conjunto favorecedoras de los procesos progresivos de desertificación.

La agricultura puneña es rudimentaria, condicionada por los rigores del clima, de autoconsumo o trueque casi exclusivamente, con bajo impacto ambiental (salvo los casos puntuales de problemas de erosión o desborde de ríos), localizada y no competitiva con la ganadería.

Esta limitación estructural es tanto espacial (restringida a microespacios protegidos, con suelo fértil y agua, como los valles), como temporal (mayormente cultivos anuales estivales y frutales de pepita pero buena parte del año en barbecho). No obstante, su función es primordial como complemento de la carne en la dieta humana para el fortalecimiento del autoconsumo y la variedad nutritiva.

Los cultivos tradicionales como oca, quinoa, kiwicha, papa criolla y otros, —están en franco retroceso o ya desaparecidos— por motivos esencialmente de competencia con cultivos introducidos y también por efecto de la migración y cambio en los hábitos de consumo y producción.

Los créditos bancarios existentes son muy caros y de poco alcance para los pequeños productores ya que una gran parte de ellos no cuentan con la propiedad de la tierra para poder garantizar los mismos. Existen los créditos del Programa Social Agropecuario que si bien no son de gran cuantía, ayudan a los pobladores a emprender pequeños proyectos productivos, además de propiciar el agrupamiento de los mismos.

La actividad económica minera, otrora floreciente y altamente intensiva en mano de obra, se encuentra en rápido retroceso desde hace algunos años. Fuertemente ligada a capitales extranjeros y a los vaivenes del precio internacional de los minerales, no generó un reflujo diversificado de inversiones, y aunque se reconoce su importancia como fuente de empleo productivo, en alguna medida modificó el paisaje social de la Puna y cambió los hábitos culturales agropastoriles, además del impacto ambiental siempre bien conocido pero nunca bien cuantificado.

Marco institucional

Existe gran cantidad de instituciones, tanto gubernamentales como no gubernamentales, que trabajan en la gran región Puna.

Entre las más importantes se pueden mencionar la cooperativa lanera y artesanal PUNHA; la Obra Claretiana para el Desarrollo, OCLADE, de capacitación y organización de los pequeños productores; el INTA con campo experimental en Miraflores y agencias de extensión; la Gendarmería Nacional a través de la Patrulla Ecológica; la Dirección General de Recursos Naturales Renovables de la Provincia de Jujuy, que posee tres Agencias de Extensión; las universidades de Jujuy, de Buenos Aires y de Salta, que han venido desarrollando desde hace dos décadas diversos proyectos de investigación en la Puna, y por último el esfuerzo desarrollado por las escuelas de la región.

Como conclusión puede decirse que existe gran cantidad de reformas de instituciones (oficiales y no gubernamentales) trabajando en la zona; pero todas presentan la misma problemática: la de no contar con financiamiento para el logro de sus objetivos. Otro factor preponderante es la falta de coordinación y cooperación entre las instituciones, que haría más fácil la concreción de esos objetivos.

Estrategias

Las estrategias globales expresadas en el taller de La Quiaca han sido:

Priorizar el estudio en las regiones con mayor presencia humana y potencialidad productiva, al presentar mayor riesgo de desertificación, trabajando a nivel de cuencas y específicamente en áreas piloto para su análisis.

Delimitar cartográficamente las diferentes situaciones de la región puneña, para disponer de información que permita implementar acciones de prevención y control permanente de la desertificación.

Implementar mecanismos de participación local para detección y solución de problemas ambientales, incrementando sitios de medición climática, capacitando a los productores, a las Patrullas Ambientales de Gendarmería Nacional y a docentes en el reconocimiento de los daños del suelo, mejorando los sistemas de comunicación, implementando áreas demostrativas en prevención y rehabilitación de áreas desertificadas y de manejo de cuencas, promoviendo la formación de Consorcios de Control de Desertificación.

Realizar las acciones necesarias a los efectos que contribuyan al mejoramiento del nivel de vida de los pobladores de la Puna, mediante la ejecución de proyectos que apoyen las actividades productivas, sociales y económicas, como así también reorientar las políticas del Estado a la realidad regional.

Considerar a la Puna como macroregión, —que abarcaría además de la Argentina a Bolivia y Chile— donde existen grandes similitudes físicas en lo referente a los problemas de la desertificación; y también algunas atinentes a aspectos sociales y culturales. Por lo tanto, las acciones a emprender deberían contemplar la participación de los países involucrados. Hasta el momento, no existen acciones articuladas conjuntas en lo referente a planes de desarrollo económico y social, ni acciones tendientes a combatir la desertificación.

Sensibilizar a la población local a través de talleres, encuentros, charlas, organizados por instituciones del medio, para lograr un compromiso real del poblador en la lucha contra la desertificación, propiciando la participación de los jóvenes, promoviendo la formación de los productores, comprometiendo a instituciones oficiales abocadas a la investigación, para que brinden asesoramiento y apoyo a las organizaciones intermedias en la realización de estudios sobre problemas existentes en la zona.

Optimizar el marco jurídico institucional a través de la adecuación de la legislación existente y creación de nuevos institutos jurídicos, que permitan concretar las disposiciones para combatir la desertificación en la Puna; institucionalización de las organizaciones intermedias a los efectos de llevar a cabo proyectos destinados a combatir la desertificación, y de la promoción de la interrelación de instituciones, a través de convenios, acuerdos, etc., con el propósito de compartir el asesoramiento técnico.

Proposiciones de acciones y proyectos

Creación de un sistema de información ambiental regional que permita respaldar el total de las acciones necesarias para el programa de lucha contra la desertificación, incluyendo el fortalecimiento de las instituciones integrantes del proyecto, la aplicación de teledetección y Sistemas de Información Geográfica a problemas de desertificación, la mejora en los sistemas de información meteorológica, el seguimiento de los procesos de desertificación mediante monitoreo para la predicción y prevención de cambios en el ambiente natural. Complementación y multiplicación de tomas de datos específicos a cargo de productores y pobladores de la región.

Implementación de un Sistema de Areas Prioritarias para que en cada zona afectada por procesos de degradación actual o potencial se establezcan fincas demostrativas de medidas contra la degradación, prevención y recuperación de los ecosistemas, con acciones de:

- Recuperación y manejo de pasturas nativas, introducción y mejoramiento de pastos.

- Manejo ganadero, clausuras, aguadas, carga animal.

- Uso de coberturas vegetales de protección para recuperación de áreas críticas de arenas móviles y médanos.

- Manejo del agua superficial y subterránea para riego. Cosecha de agua y control de torrentes.

Creación de Areas Protegidas para la recuperación de especies nativas (flora y fauna) y recuperación de las comunidades leñosas (churcales, queñoales, cardonales). Solicitar a la Administración de Parques Nacionales, se incluyan acciones de control y prevención de desertificación dentro del Proyecto de Laguna de Pozuelos. Elaboración de un listado sobre especies de la flora expuestas a desaparición.

Fortalecimiento y adecuación de la normativa vigente respecto a la explotación de los recursos naturales. Vigilancia y control racional del recurso, subsidios para la utilización de insumos especiales (fertilizantes, alambrado y otros) que garanticen la prevención y control de la degradación.

Búsqueda y adaptación de fuentes alternativas de energía que eviten o disminuyan el uso tradicional de combustible leñoso. Evaluación de todo el sistema energético.

Valorización de sistemas productivos de especies y productos nativos, a través de la exploración de plantas comestibles, aromáticas, medicinales y también de artesanías, el desarrollo de cabañas de camélidos y domesticación de la vicuña.

Destacar la importancia de la diversificación productiva en el tiempo y espacio, por medio de la búsqueda de tecnología conocida y de aplicación en otros ambientes similares a la Puna, la disponibilidad de servicios de labranza conservacionista, producción de especies forestales, la regularización de la tenencia de la tierra para asegurar que las actividades productivas que no ocasionen degradación, el desarrollo de tambos caprinos y ovinos, y su mejoramiento genético.

Sistema de alerta de sequías: en base datos a satelitales e información de pobladores se implementará un sistema de monitoreo de sequías para desarrollar tecnologías de prevención de sus efectos.

El éxito de las estrategias enunciadas para cada proyecto depende de la transferencia al usuario, de la adopción de las mismas, de la capacitación, educación y concientización de la comunidad toda y en todos los niveles.

Se fomentará la participación social, a través de las siguientes acciones iniciales:

- Concientización de la población en general.

- Capacitación de pobladores y productores, de docentes y agentes sanitarios, del personal de la Patrulla Ecológica de Gendarmería Nacional, de los técnicos y profesionales de la región, en los distintos aspectos que hacen al proceso de prevención y control de la desertificación, según sus capacidades de acción.

- Organización de productores en Consorcios de Control de Desertificación por cuencas.

La región del Chaco

Diagnóstico regional

Desde el punto de vista fitogeográfico el Chaco es una unidad caracterizada por la presencia de un estrato leñoso, arbóreo o arbustivo, particularmente abundante en leguminosas, y un estrato herbáceo dominado por gramíneas perennes de tipo C4.

Entre las primeras valen destacarse por su constancia los géneros Prosopis, Acacia, Aspidosperma y Schinopsis.

Climáticamente se caracteriza por presentar déficit hídrico en toda la región, el clima es megatérmico con heladas (subtropical), y precipitaciones concentradas en el semestre cálido. El gradiente de aridez se incrementa de Este a Oeste, viéndose este patrón alterado por la presencia de cordones montañosos de orientación norte-sur, ubicados al noroeste de la región.

La precipitación presenta un fuerte gradiente, del orden de los 1200 mm. anuales en el oriente hasta los 300 mm. hacia el sudoeste aunque en el noroeste, por efecto orográfico, las precipitaciones ascienden hasta 1200 mm. Esto permite distinguir grandes subregiones en el Chaco, el subhúmedo seco ubicado en la franja Este y Noroeste, el Semiárido en la zona central y el Árido que ocupa la porción Sudoeste del Gran Chaco.

La variabilidad de las precipitaciones es un hecho destacable en toda la región chaqueña, tanto la estacional como la anual; la precipitación máxima anual puede ser hasta cuatro veces la mínima anual.

La unidad geomorfológica dominante es la llanura. Los cordones montañosos, pampeanos y subandinos interrumpen este paisaje, generando relieves montañosos hacia el Noroeste y amplios bolsones hacia el Sudoeste.

En la llanura central y oriental del Chaco, abarcativa del semiárido y subhúmedo, dominan los suelos de material fino (limosos y arcillosos), jóvenes o desarrollados.

Hacia el Oeste árido los suelos son esqueléticos y están constituidos por materiales más gruesos (arenas y gravas).

Químicamente los suelos del gran Chaco no poseen carencias importantes de fósforo, manganeso, potasio, etc. El contenido de materia orgánica y nitrógeno son variables, y muy deficientes, en cuando a la cobertura vegetal es pobre, sea por razones de aridez o mal manejo.

En la llanura se encuentran cuatro grandes Ríos Pilcomayo, Bermejo, Dulce y Salado, que como ríos propios de llanura, tienen la característica de desbordar periódicamente generando extensas áreas de bañados.

El agua subterránea presenta reservas pobres en volumen y en general de mala calidad. Las napas de buena calidad se encuentran a una mayor profundidad lo que encarece su aprovechamiento.

En la zona árida del Oeste no existen ríos propiamente dichos, sino que se trata de cauces de avenamiento temporarios; los oasis de riego son creados a expensas de la captación de agua superficial donde el caudal es permanente, o del agua subterránea, cuya profundidad y calidad es variable.

En todo el Chaco se practica la captación de agua de escorrentía por medio de reservorios llamados "represas" (embalses de ¼ a 1 ha. de superficie y 2 metros de profundidad) estratégicamente ubicadas, siendo esta la principal fuente de agua para consumo animal y frecuentemente humano.

Los bosques en la zona semiárida y subhúmeda son bien desarrollados con canopia completa o cuasi completa, con una diversidad de especies considerable y especialmente de maderas duras.

Históricamente, el bosque chaqueño es utilizado para combustible (carbón o leña) y para la obtención de madera para durmientes, construcciones rurales, muebles, etc.

En el oeste árido el estrato arbóreo es de tipo discontinuo mientras que el arbustivo es continuo, prevaleciendo el uso como combustible.

El Chaco se ha caracterizado por presentar una composición faunística diversa en particular de especies aptas para la caza tanto para alimentación como para la obtención de cueros, plumas, etc., que sostuvieron a las culturas aborígenes y actualmente constituyen un rubro importante de la economía regional. Esta misma circunstancia constituye una amenaza para la fauna que ha colocado a numerosas especies en situación de riesgo.

Aspectos socioeconómicos

La población del Chaco es pluriétnica y pluricultural, lo que implica concepciones diferentes en cuanto al uso y manejo de los recursos naturales.

La densidad poblacional es baja, no llegando a 4 habitantes por km², aproximadamente un cuarto de la densidad poblacional promedio del país. De la misma el 70% viven en ciudades o pueblos y el resto corresponde a la población rural, representando una densidad poblacional de 1 habitante por km².

Las grandes concentraciones humanas se encuentran sobre las márgenes de los grandes ríos y en los pedemontes con disponibilidad de agua. Otro factor de concentración de población fue históricamente la red ferroviaria.

El área rural se comporta como expulsora de población produciendo migraciones hacia los centros poblados; observándose que si bien la densidad poblacional total del Chaco se ha incrementado, las áreas rurales muestran una población similar a la de 50 años atrás.

Existe en el Chaco una migración transitoria; gran parte de la población con capacidad de trabajo se transforma en mano de obra para las cosechas de distintos productos, dentro o fuera de la región Chaqueña. Por esta causa, la población rural estable del Chaco está conformada en su mayoría por ancianos y niños.

La mayor superficie de la tierra es de carácter privado, existiendo también, en menor cuantía, tierras fiscales y tierras comunitarias.

En cuanto al tamaño de los predios existen grandes latifundios y gran cantidad de minifundios. Hacia el Este donde los campos presentan el mayor potencial productivo hay mayor cantidad de campos en manos de medianos productores.

La mayoría de los minifundistas no poseen títulos o los mismos son defectuosos.

Existe un alto porcentaje de analfabetismo y deserción escolar, encontrándose dentro de los mayores índices del país.

Existen enfermedades endémicas como el mal de Chagas que afectan a un alto porcentaje de la población rural. Las relacionadas con la desnutrición y pobreza (tuberculosis, cólera, meningitis, lepra, etc.) se hallan en aumento. La desnutrición se encuentra muy extendida en la población infantil y se relaciona tanto con la pobreza como con los malos hábitos alimenticios.

La cobertura de salud pública es precaria. Los planes de salud son pobres en cuanto a objetivos de prevención evidenciando mala distribución en el presupuesto oficial.

Existe una medicina alternativa con fuerza en las comunidades aborígenes y entre la población de escasos recursos. Se observa una revalorización de la misma en la población rural.

La vivienda típica del área rural Chaqueña, el rancho, está bien adaptada para las condiciones climáticas imperantes pero es deficiente desde el punto de vista sanitario y epidemiológico.

Históricamente el empleo estuvo asociado a la explotación forestal y ganadera, caracterizado por una mano de obra no calificada, temporaria y de actividades extractivas, sin cumplimiento de las leyes laborales, con remuneraciones a nivel de supervivencia. Los procesos extractivos produjeron la degradación del ambiente, éxodo poblacional y concentración en pueblos y ciudades.

Actividades productivas. Relación con la desertificación

La actividad más difundida en todo el Chaco es la ganadería, seguida por la extracción forestal especialmente destinada a leña y carbón. En la actualidad probablemente la actividad económicamente más importante es la agricultura en las zonas más húmedas.

La actividad ganadera en el Chaco se inicia en base a los pastizales naturales realizándose en forma extensiva y migrante. Posteriormente y en especial en las zonas con mejor aptitud climática se introducen pasturas exóticas que aumentan la productividad.

Con el aumento de la carga animal por la radicación de establecimientos ganaderos sin un manejo adecuado, se reduce la oferta forrajera y la regeneración natural del monte.

La explotación extractiva realizada sobre los bosques vírgenes en esta región, produjo el inicio del proceso de degradación ambiental. En el Chaco oriental, la actividad inicial se basó en la extracción de madera para durmientes, postes, combustible y taninos, coincidiendo con la extensión de las redes ferroviarias.

Al retraerse la actividad luego de extraer los elementos del bosque de mayor calidad, se marca una fuga de empresas, capitales y algunos grupos sociales que participaban en ella, generándose los primeros ciclos de migración rural-urbano.

La población que permaneció en la región, sin capacidad empresarial, realiza una segunda extracción del bosque ya explotado y sobrepastoreado, profundizándose la degradación y consecuentemente el proceso de desertificación.

Este proceso, con frecuencia avanza hasta la expulsión total de la población con capacidad de trabajo.

Paralelamente a la pérdida del recurso forestal se manifiesta la praderización y en especial la agricultura, para instalar cultivos extractivos de alto rendimiento (soja, algodón, etc.) generalizándose el monocultivo.

La tendencia actual está dirigida a la sustitución de los remanentes del bosque por agricultura con altas inversiones en capitales y tecnologías, con el riesgo de iniciar un nuevo ciclo de desertificación.

Se consideran causas del proceso de desertificación: la degradación del monte por sobreutilización del recurso, el desmonte para la incorporación de tierras para la agricultura y la ganadería, los incendios forestales y el mal manejo agrícola y ganadero.

Las manifestaciones primarias de estos procesos son la erosión eólica e hídrica, pérdida de la capacidad de retención de agua, estructura y fertilidad de los suelos, que repercuten en los rendimientos de los cultivos y en la disminución de productividad del sistema en su conjunto, con el consecuente abandono de las áreas antes productivas.

Las condiciones desfavorables para la regeneración espontánea de las especies forestales valiosas, trae aparejado la proliferación de especies leñosas y herbáceas de escaso valor.

La recuperación de la capacidad productiva, demanda un manejo adecuado, y un tiempo considerable, dependiendo del estado de degradación en que se encuentren los recursos. Bajo condiciones de degradación extrema el proceso puede ser irreversible

Las prácticas realizadas en la región Chaqueña por distintas instituciones, tendientes a una mejor utilización y manejo de los recursos, están relacionadas con el desarrollo de sistemas agroforestales, silvopastoriles y de uso múltiple.

Los programas de promoción, subsidios y créditos no han tenido, en general, los resultado esperados. Esta falta de éxito se debe entre otras a una deficitaria implementación (actividades extractivas, diseño inadecuado), falta de apoyo técnico y seguimiento, y de capacitación de los beneficiarios (pequeños productores, ausencia de organización).

Estrategias

El objetivo general planteado en el Taller Regional en Quimilí, Santiago del Estero, se resume en la necesidad de implementar acciones tendientes a revertir el proceso de desertificación en sus diferentes etapas a fin de mejorar las condiciones sociales, económicas y culturales de la población involucrada, en el marco del desarrollo sostenible.

Las mejoras esperadas deben verificarse sobre el ambiente y en el campo social y económico. En lo ambiental la expresión debe alcanzar a los recursos naturales, la biodiversidad y la productividad de los ecosistemas.

Dentro del campo social los resultados se constatarán en la satisfacción de las necesidades básicas de la población, en las organizaciones y en la participación directa de los actores sociales en el modelo de desarrollo a implementar.

Se presenta un resumen de las propuestas de acciones y proyectos que la comunidad regional reunida en el taller considera esenciales en el marco del Programa:

- Profundizar los estudios básicos de los recursos naturales y ecosistemas para conocer sus características, localización y dinámica, implementado a través de un sistema de información geográfico.

- Informar y capacitar a los productores, aborígenes y agentes municipales sobre el uso sustentable del ecosistema, integrándolos a las medidas de prevención y control de la desertificación junto a los organismos técnicos y de control.

- Contemplar la ampliación de los mecanismos de control y vigilancia de los recursos naturales, proveyendo los medios económicos y humanos adecuados, y promoviendo la creación de sistemas de áreas protegidas relacionadas a los proyectos de desarrollo sustentable.

- Desarrollar instrumentos económicos que bonifiquen proyectos sustentables y castiguen a los que degraden como créditos en base a reservas de humedad en el suelo, reducciones impositivas para sistemas agroforestales, fondos de compensación para financiar a los productores que trabajan de forma sustentable.

- Establecer planes para el uso sustentable de los recursos forestales para el mejoramiento de la producción, que contemplen el manejo agro-silvo-pastoril del monte nativo, la revalorización de productos forestales, la reforestación con especies nativas y la implementación de clausuras para regeneración del monte.

- Mejorar y diversificar la producción agrícola a través de actividades que respeten la capacidad de uso del suelo, las rotaciones y la adopción de cultivos consociados, la utilización de labranza conservacionista y la sistematización de suelos en zonas con pendiente.

- Contribuir al fortalecimiento de las comunidades campesinas, aborígenes y a la revalorización de sus culturas, alentando los procesos organizativos y fomentando la participación de los productores en la lucha contra la desertificación.

- Generar y reforzar los programas de extensión dirigidos al medio rural, complementándolos con la capacitación de técnicos y productores sobre usos sustentables de los recursos.

Se propone la formación de una Comisión a nivel regional, integrada por instituciones gubernamentales y no gubernamentales que desarrollen sus actividades en el Chaco con las siguientes atribuciones:

1. — Brindar el marco orgánico para la presentación, aprobación, monitoreo y evaluación de proyectos.

2. — Coordinar la planificación, ejecución y evaluación de los proyectos con las instituciones de la región.

3. — Articular sus actividades con otras estructuras regionales, nacionales e internacionales, que ejerzan funciones semejantes en la lucha contra la desertificación.

La región de los Valles Aridos

Caracterización de la región

La región de los Valles Aridos del Noroeste argentino, considerando sus cuencas, tiene un superficie aproximada de 14.000.000 de hectáreas en las provincias de Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan y Tucumán.

Se caracteriza por sus valles y bolsones incluidos entre altas cadenas montañosas. Los sistemas agrícolas son exclusivamente bajo riego y la ganadería se practica generalmente en forma extensiva incluso en los faldeos montañosos.

El relieve da su carácter a la región, conformada por valles y montañas entre la alta cordillera andina y Puna (límite Oeste) y el eje orográfico de las sierras pampeanas de Cumbres Chalchaquíes, Aconquija, Velazco y Ambato (límite Oeste).

Las cuencas hidrográficas con sus fuertes pendientes, son alimentadas por aguas de lluvias torrenciales, deshielos y vertientes caracterizadas por los fenómenos aluvionales. Entre las principales cabe citar la de los Valles Chalchaquíes, del Salar de Pipanaco, del Río Abaucán, del Vinchina-Bermejo, Chilecito y del Río Jáchal.

Su clima se caracteriza por su extrema aridez, con grandes amplitudes térmicas, lluvias concentradas en época estival. Fuerte insolación anual, frecuentes vientos desecantes y baja humedad atmosférica que ocasiona elevada evapotranspiración.

Los suelos son sueltos, mayormente arenosos, permeables, azonales, desprovistos de materia orgánica, fácilmente erosionables, de reacción alcalina y a veces salinos, con altos contenidos salinos en bajos. En los suelos de origen aluvial los materiales gruesos se asientan en las cercanías de los relieves más altos, depositándose los finos en los bajos con afloramientos salinos. La erosión eólica produce frecuentes acumulaciones de arena en forma de médanos.

La altitud varia desde aproximadamente los 3.000 m. a 1.000 m. en la que se encuentra el piso de los valles. Ello hace que unido a las diferentes exposición de las laderas se conformen diversos microclimas.

La flora es la típica de la formación del monte occidental xerofítico, arbustivo, leñoso y de escaso follaje (jarilla, brea, chañar y alpataco), acompañada de abundantes especies medicinales y aromáticas. En los bajos y hondonadas de los valles prosperan las formaciones boscosas, asociadas a una mayor disponibilidad de agua.

La fauna es variada y rica en roedores, reptiles y entre las de mayor porte son dignos de destacar los camélidos (guanacos, vicuñas u llamas). Por su influencia sobre los problemas de desertificación es de destacar los ejemplares exóticos asilvestrados como los burros. Zorros, pumas, y cóndores pueden causar mortandad en el ganado doméstico.

Los recursos hídricos son escasos y provienen tanto de superficie como de profundidad. Los superficiales se caracterizan por la gran variabilidad estacional en sus caudales. Es sobresaliente la inexistencia o baja infraestructura en obras de captación, distribución y tratamiento del agua, junto a la baja aplicación de tecnologías apropiadas que permitan una mayor eficiencia en el uso del recurso.

La ausencia de planificación hídrica ha llevado a que en zonas urbanas el consumo del agua potable sea excesivo, que se observen asentamientos urbanos en total discrepancia con la disponibilidad hídrica, el tratamiento de efluentes y residuos domiciliarios e industriales es precario y/o inexistente, y que se hasta manifieste contaminación hídrica tanto por actividades agropecuarias y mineras en el área rural.

Caracterización socioeconómica

En 1991 se censaron 250.000 personas en la región, distribuidas en un 70 % en zonas urbanas y otro 30 % en áreas rurales.

Desde la década del 70 la región sufre un proceso de emigración permanente, tanto por la búsqueda de alternativas mas remunerativas (industria petrolera) afectando seriamente localidades como Tinogasta, Pituil y Campanas, como por la pérdida de oportunidades por sustitución de la mano de obra en las industrias regionales (caña de azúcar) impactando a localidades como Belén, Santa María, Cachi y otras.

En La Rioja y Catamarca el proceso de Colonización, la posterior implementación de la Ley Nº 22.021 de desarrollo de tierras marginales y finalmente la normativa de diferimiento impositivo, aceleró la concentración de la propiedad de la tierra, lo que junto a los problemas de costos y precios de los productos tradicionales del sector llevan a la expulsión del pequeño productor local, agudizando aún más el problema de la emigración.

La tendencia emigratoria se está revirtiendo en los últimos años, lo que ha permitido un mayor crecimiento demográfico en las cabeceras departamentales de las provincias, aunque se puede apreciar una fuerte concentración de habitantes en las Capitales Provinciales produciendo un profundo desequilibrio en la distribución de los mismos.

En tanto que en las zonas urbanas y periurbanas existe una oferta educativa completa desde el nivel primario hasta universitario, aunque las mayores concentraciones de estos centros se encuentran en las principales ciudades de la región, en las zonas rurales sólo existen centros de nivel primario, con manifiestos problemas de presupuesto, dotación, distancia, incompatibilidad de contenidos con el medio y bajo rendimiento de aprendizaje de la población escolar debido fundamentalmente a la alimentación deficiente y a la falta de motivación.

En las áreas urbanas y periurbanas la salud es atendida en centros hospitalarios públicos y privados, disponiendo los primeros de equipamiento adecuado, sin embargo los servicios que brindan son cada vez más deficientes. En las zonas marginales existen salas de primeros auxilios sin médicos permanentes, algunas localidades cuentan con hospitales zonales y centros primarios de salud y en las zonas rurales los agentes sanitarios son los únicos que prestan servicio.

La mala planificación y distribución de las viviendas entre el área urbana y la rural, es causa de expulsión y éxodo de la población de los valles áridos a las ciudades principales, lo que acarrea por una parte el abandono de sus estrategias y actividades productivas y por otro a un desarraigo de sus parámetros culturales.

En el sector rural no se produjo un mejoramiento significativo en la situación habitacional, presentando, en general, problemas de hacinamiento, materiales de construcción rústicos (adobe, cañas, algarrobo, ramas de pus-pús, barro y cal) y falta de vivienda propia. Los controles de desinfección con alguna sistematicidad son realizados por los Municipios, Defensa Civil, etc.

Los servicios básicos son deficientes en las áreas rurales y periurbanas marginales de los valles áridos. El agua para consumo humano es compartida con las actividades agropecuarias, lo que trae aparejado un sinnúmero de enfermedades infecto contagiosas (cólera, hepatitis, parasitosis, etc.); los caminos muchas veces son tipo huella, tornándose intransitables en la época de precipitaciones, impactando la economía y movilización de los pequeños productores; tampoco se cuenta con energía eléctrica en estos ámbitos dado que muchas de las cabeceras departamentales generan la misma a través de usinas a combustión de reducidas potencias y altos costos de funcionamiento. En cuanto a comunicaciones está más o menos cubierta a través de FM locales, quienes prestan servicios de mensajerías según su alcance de transmisión.

Actividades Productivas

En la región de los valles áridos la actividad ganadera se caracteriza por ser extensiva y de subsistencia, fundamentalmente dedicada a la cría de caprinos y bovinos.

Esta producción ganadera ha jugado un papel importante en la región, con actividades de engorde en alfalfares y exportación a Chile.

El nivel productivo actual tiene severas restricciones, con infraestructura de manejo deficiente o inexistente, poca tecnología y sobrepastoreo del recurso natural. Se están desarrollando algunos programas de apoyo a los productores pero en forma incipiente y aislada por la escasez de recursos.

La actividad agrícola de la región se concentra en los oasis bajo riego. Los cultivos predominantes son la vid, nogal, olivo, pimiento, cultivo de especias y alfalfa. La principal limitante a la expansión de los cultivos radica en la escasa disponibilidad del agua de riego y en la ineficiencia de su utilización.

La expansión de la superficie agrícola a través del gran cultivo de nogales y olivos, incentivado por el diferimiento impositivo, ha generado serios procesos de degradación de los recursos naturales, como consecuencia de los desmontes no planificados.

El abandono de campos por parte de los pequeños productores es creciente, debido entre otras razones al agotamiento y degradación del suelo (monocultivo de pimiento), el deterioro del pastizal natural y la deforestación.

Los escasos bosques nativos, principalmente de algarrobo, son explotados irracionalmente, con altas tasas de extracción (madera y leña) e impacto por la ganadería.

El incremento reciente de la exploración y en algunos casos de la explotación minera (con mayor efecto en algunas zonas en particular) plantea una nueva alternativa de desarrollo, pero lleva implícito una nueva amenaza a los recursos naturales (agua, suelo, flora, fauna, etc.) la que se deberá minimizar. Entre los principales problemas a solucionar se plantea la competencia por el recurso agua con el sector agrícola, la destrucción de hábitat por la construcción de obras de infraestructura y el efecto de la contaminación a largo plazo.

Las bellezas paisajísticas del área, la diversidad biológica, el patrimonio arqueológico y cultural representan un gran potencial para el desarrollo de las actividades turísticas y culturales. Entre los principales inconvenientes que tiene la actividad se destacan la falta de conciencia turística en la población, carencia de infraestructura apropiada y escaso o nulo aprovechamiento de la existente.

La desertificación en la región de los valles

Se ha evaluado que las principales causas de la desertificación son la sobreexplotación del monte nativo, los incendios y el sobrepastoreo en la cría extensiva de hacienda.

Estos factores de deterioro son generados por el interés en la extracción y venta de productos leñosos (agudizado por la necesidad de subsistencia local), la baja aptitud productiva del recurso natural, el deficitario nivel tecnológico de los productores, y la falta de personal capacitado en una estructura institucional que no asegura un adecuado contralor y administración del recurso.

Un elemento socioeconómico que incide adicionalmente a los factores naturales y de uso de los recursos es el problema de la distribución de la propiedad de la tierra. Los problemas de tamaño de las explotaciones (alto porcentaje de minifundistas y pequeños productores) y de tenencia de la tierra (campos comuneros, sucesiones indivisas, tenencia precaria), profundizan el problema económico regional y agudizan el deterioro de los recursos.

En las áreas bajo riego, la baja eficiencia en el manejo del agua, los riegos inadecuados a favor de pendientes y el uso de aguas de baja calidad que modifican el estado químico y físico del suelo, llevan al deterioro, salinización y alcalinización de los suelos de regadío.

El efecto final del proceso de desertificación es identificable a través de la erosión hídrica y eólica, el aumento del polvo atmosférico, la generación de médanos, la invasión de especies halófitas y terófitas, la desaparición de especies nativas y pérdidas de la biodiversidad y los desequilibrios en cadenas tróficas.

Las deficiencias en la infraestructura para la producción, inexistencia de planes de desarrollo para el pequeño productor, la falta de información acerca de los mercados, y la deficiencia en la organización de los productores, agudiza la crisis sectorial y regional.

El alto costo de los insumos energéticos, como la electricidad para bombeo, ha obligado al abandono de la producción, ante la deficiencia de recursos hídricos superficiales (problemas de dotación y mala distribución del agua).

La oferta de financiación (créditos) no se ajusta a las necesidades locales, es inaccesible al pequeño productor y condiciona fuertemente a la empresa rural que accede al mismo.

En este contexto la inexistencia de asociaciones de productores, la reducida asistencia técnica, la inaccesibilidad de los mercados y la baja rentabilidad de la producción, conlleva al empobrecimiento rural y al éxodo poblacional como efecto final indeseable.

El mecanismo de promoción económica regional a través de los diferimientos impositivos, ha demostrado un impacto ambiental significativo que se traduce en la aceleración del proceso de desertificación (desmonte agresivo, erosión eólica), la sobreexplotación de los recursos hídricos subterráneos (desconocimiento de la tasa de extracción en relación a la capacidad de recarga de los acuíferos), la no sustentabilidad de la empresa (abandono del predio y erosión eólica) y la pérdida de diversidad ambiental (impacto de la monocultura).

La inexistencia de un ente o ámbito de participación de organismos gubernamentales y no gubernamentales, universidades, ONGs, etc. donde se gestionen, controlen y/o evalúen los impactos ambientales de las actividades agropecuarias por diferimientos impositivos, como de las grandes inversiones mineras y las obras de infraestructura gubernamentales, coadyuva a este proceso de deterioro.

En este contexto regional, también se han desarrollado experiencias exitosas que a través de la diversificación y mejoramiento productivo contribuyen al control de la desertificación:

- Rotación de cultivos con forrajeras para recuperación de los suelos en Cachi.

- Reforestación con especies exóticas (pinos, cedros, cipreses de distintas variedades), donde se observa regeneración natural en La Cienaguita Santa Florentina Departamento Chilecito.

- Elaboración de dulces caseros en Cachi y Cafayate.

- Implementación del sistema de denominación de origen controlado de vinos regionales en Chilecito.

- Vivero de especies forestales autóctonas (viscote) en Belén.

- Manejo de rodeo caprino en Cafayate.

- Construcción de represas en Belén.

-Construcción de embalse en Chañarmuyo (Famatina).

Estrategias de intervención

En el taller regional realizado en Belén, Catamarca, se definió la necesidad de desarrollar un marco de acción para revertir los procesos de desertificación en la región, en el contexto del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación.

Este objetivo regional se cumplirá con la creación de un Organismo Participativo como ámbito de discusión y generación de ideas y acciones para la conservación del medio ambiente y el uso sustentable de los recursos naturales.

Deberán definirse las funciones del sector privado, de las organizaciones no gubernamentales, universidades, asociaciones de productores y de base. Se establecerán mecanismos de convocatoria y de concertación para la acción intersectorial, asegurándose la participación de todos los sectores involucrados.

Los elementos específicos de esta estrategia global son:

- Promover la participación de los productores y habitantes de la región en la resolución de los problemas causados por la desertificación y la concientización de las comunidades regionales afectadas, a través de campañas de sensibilización.

- Definir las condiciones limitantes para optimizar el uso de los recursos naturales disponibles, mejorando y creando los sistemas adecuados de información y de comunicación, e integrando a la ciencia y tecnología para desarrollar conocimientos actualizados sobre la desertificación.

- Generar capacidades técnicas e institucionales para enfrentar el flagelo, capacitando recursos humanos para asumir acciones, incorporando la preocupación de los procesos de desertificación en la legislación y promocionando el fortalecimiento institucional.

- Generar tecnologías apropiadas, definir alternativas de diversificación y revalorizar los productos regionales para alcanzar mayor valor agregado.

- Integrar el Programa de Acción de Lucha contra la Desertificación con las Políticas Nacionales de Desarrollo Sostenible.

Los participantes del taller consideran que los niveles de operatividad deben establecerse a nivel nacional, provincial y municipal, a partir de estructuras existentes e integrando las instituciones intermedias a cada nivel.

Las distintas Instituciones (centros vecinales, asociaciones de productores, ONGs, cooperativas, etc.) deben participar de los núcleos o unidades de trabajo en cada uno de los niveles operativos, según su ámbito geográfico de actividades, asegurando un mecanismo abierto y participativo.

Cada nivel tendrá atribuciones y responsabilidades diferentes. El nivel Nacional será el encargado de definir políticas nacionales de desarrollo, priorizar y avalar proyectos, y gestionar financiación para el programa.

El nivel Provincial deberá establecer políticas de desarrollo, detectar, formular, avalar y/o ejecutar proyectos, gestionar y/o acompañar en la búsqueda de financiación, y efectuar el seguimiento en forma conjunta con la Nación.

El nivel Departamental tendrá que definir las políticas de desarrollo municipal; recepcionar, priorizar y avalar las necesidades, propuestas y proyectos de la comunidad; organizar reuniones o comisiones con los técnicos de las distintas Instituciones de la zona y ejecutar y acompañar el desarrollo de las actividades.

Deberán actualizarse y dictarse leyes para otorgar las herramientas jurídicas que permitan llevar a cabo exitosamente las disposiciones para el control de la desertificación. Asimismo se deberá accionar para la reglamentación de aquellas leyes ya existentes en materia de conservación del medio ambiente y uso de los recursos naturales.

Proposiciones de acciones y proyectos

Crear un sistema permanente de información y monitoreo a través de una red regional de información ambiental basada en el uso de las nuevas tecnologías de detección satelital. Para esto es necesario contar con una base de datos georeferenciales comunes a las provincias involucradas en la región, reforzar los equipos de relevamiento de datos locales, capacitar los recursos humanos e integrar equipos interdisciplinarios con técnicos sectoriales a nivel local y regional, involucrando a las instituciones intermedias.

Definir normas para los monitoreos, establecer los indicadores de referencias para las distintas zonas de la región, recopilar información y experiencias concretas, relevar emprendimientos potencialmente agresivos para el ambiente a fin de detectar los de mayor riesgo y aplicar los indicadores a través de fiscalización y vigilancia. Incorporar como prerequisito para la aprobación de emprendimientos la inclusión de una evaluación económica del impacto ambiental. Se deberá proporcionar la información para la elaboración a nivel provincial de mapas de desertificación.

Definir medidas de acción contra la degradación de los ecosistemas en el marco de la desertificación, las que deben establecerse fundamentalmente en los ámbitos normativo, de capacitación, de investigación y de extensión.

Establecer y promover sistemas de producción mejorados que permitan incrementar la productividad agrícola y ganadera, diversificar la producción, manejar racionalmente los recursos naturales.

Implementar un sistema de apoyo a la producción sustentable a través de la optimización de obras de infraestructura, saneamiento de títulos, mejora en los servicios fitosanitarios, y la instrumentación de mecanismos de financiación.

Garantizar la evaluación de impacto ambiental, social y económica, en los emprendimientos de diferimiento impositivo.

Establecer mecanismos de monitoreo y control de las sequías estacionales, implementar obras y acciones de mitigación, para captación de agua y control de situaciones de catástrofe, teniendo como unidad de análisis y de gestión a las cuencas y subcuencas de la región.

Potenciar las capacidades locales a través de la educación, la extensión y la participación social en un proceso dirigido a mejorar la calidad de vida de los habitantes y el desarrollo sustentable de la región.

Poner en funcionamiento la Red Nacional de Lucha contra la Desertificación a través de las Unidades Integradas Provinciales, continuando con los talleres regionales para analizar los avances de las estrategias y políticas prefijadas, con la participación de los actores involucrados.

La región Centro Oeste

La Región Centro-Oeste se extiende sobre siete jurisdicciones provinciales, desde el sur de la provincia de Buenos Aires, La Pampa, San Luis, Mendoza, San Juan y parte de La Rioja y Catamarca. Esta área totaliza una superficie aproximada de 614.000 kilómetros cuadrados con una población de aproximadamente 3.400.000 habitantes.

Las actividades realizadas para la elaboración del Plan Nacional de Lucha contra la Desertificación se diseñaron en función de los objetivos formulados. Los mismos contemplan la participación, la construcción del consenso y descentralización, todos ellos enmarcados en el planteo de estrategias regionales de desarrollo sustentable.

En total se realizaron 15 talleres, entre jornadas de sensibilización, jornadas preparatorias y talleres subregionales. Participaron 1.446 personas, representantes de prácticamente todos los actores sociales relacionados con el problema de la desertificación.

Cabe destacar que la región involucra una amplia variedad de ecosistemas afectados por distinto grado de desertificación, entre los que se distinguen, por su singularidad en relación con las demás regiones, los relacionados con el crecimiento urbano acelerado y anárquico sobre ambientes frágiles. El modelo de ciudad mediana, inscripta en un oasis productivo es el que domina en la franja occidental. Esto determina un análisis no convencional de los procesos de desertificación.

Caracterizaron de la región

Dentro de esta área es posible distinguir cinco grandes unidades ambientales, muy contrastadas, que en todos los casos exceden las jurisdicciones provinciales.

- Altoandino y Payunia (patagonia árida)

- Piedemontes

- Llanuras (bolsones y travesías, chaco sudoeste, árida y semiárida)

- Serranías secas

- Oasis de riego

A continuación se realiza una sucinta descripción de las mismas, como marco general.

1. — Altoandina (Andes centrales) y Payunia (Patagonia árida)

Se desarrolla a lo largo de la Cordillera de los Andes, diferenciándose claramente tres unidades de relieve: Cordillera Principal, Cordillera Frontal y Precordillera de La Rioja, San Juan y Mendoza. Estas formaciones alcanzan alturas superiores a los 6.000 m s.m. (Co. Aconcagua 6.959 m s.m.) con un desarrollo paralelo en sentido norte sur, separadas por valles tectónicos y cortadas por valles transversales correspondientes a la salida de las diferentes cuencas hidrográficas que los seccionan. Se alternan diferentes pisos altitudinales que van desde condiciones áridas a desiertos fríos, con temperaturas por debajo de cero todo el año, y con una gradación pluviométrica que se incrementa de norte a sur y de este a oeste. Por encima de los 3700 m s.m. se localizan los suelos permanentemente helados o permafrost. Dominan los afloramientos rocosos y litosoles con extensas laderas de detritus. Las fuertes pendientes y los procesos geocriogénicos facilitan la erosión provocada por el pastoreo, apreciándose en los valles profundas cárcavas, producto también de frecuentes incendios.

La vegetación arbustiva es baja, rala y existen pastizales importantes por su calidad. Por otra parte en los valles se destacan las vegas de plantas herbáceas. Desde el punto de vista fitogeográfico, en el área se encuentran algunos elementos prepuneños, del monte y andinos.

El uso del suelo en la región es fundamentalmente ganadero, con incipientes actividades mineras, de recreación y turismo. Sus cuencas ímbriferas son importantes fuentes para la generación de energía hidroeléctrica.

Al suroeste de la región altoandina, en la provincia de Mendoza se extiende la región volcánica de la Payunia, unidad extensa y compleja donde confluyen elementos de las planicies y de las montañas. Los rasgos generales que la caracterizan son la falta de drenaje, la existencia de cuencas cerradas o depresiones salinas, médanos y aparatos y planicies volcánicas, con escasa vegetación.

2. — Piedemontes

Son unidades de transición entre la región Altoandina y las llanuras del este. Se trata de extensos glacis o rampas de erosión, conformados por diferentes niveles, resultado de la combinación de fenómenos tectónicos y erosivos. Presentan un ancho variable, entre 10 y 50 Km, en relación directa con el tamaño de la masa de origen, diferenciándose los grandes piedemontes andinos de los precordilleranos y serranos, estos últimos de reducidas extensiones locales.

El piedemonte se encuentra disectado por numerosos ríos secos o jadies, producto del escurrimiento lineal de las precipitaciones. Presentan suelos pobres donde se combina vegetación arbustiva y pastizales de lento crecimiento, escasa biomasa y poca capacidad de recuperación. Se destacan formaciones de jarillas (Larrea), comunidades riparias y bosques de garabato (Acacia furcatispina), propias de la provincia fitogeográfica del Monte. Las precipitaciones oscilan entre 250 y 300 milímetros, en sentido este-oeste, definiendo diferentes pisos altitudinales.

3. — Llanuras (de los Bolsones y Travesías, chaco sudoeste, pampeana árida y semiárida)

Esta región presenta tres áreas diferenciadas: en el oeste, los bolsones y travesías, y por el este, las llanuras pampeanas árida y semiárida.

Bolsones y Travesías

El área oeste constituye una profunda cuenca sedimentaria entre dos bloques montañosos paralelos a la Cordillera de los Andes al oeste y las Sierras Pampeanas Occidentales al este. Se extiende al este de Catamarca, La Rioja, San Juan y Mendoza. Se eleva entre los 400 y 800 m s.m., suavemente inclinada hacia el oriente, rellenada por sedimentos fluvio-éolicos, con carencia en la actualidad, de drenaje superficial. Domina un modelo desértico eólico, con formación de médanos que rompen la monotonía de la superficie, algunos de gran magnitud como el desierto de los Médanos Grandes, al sudeste de San Juan y noreste de Mendoza.

Los suelos son predominantemente arenosos, limosos y arcillosos de origen continental, y en algunos casos salinos. Dominan las estepas arbustivas y de pastos duros, que ofrecen poca protección al suelo. Aparecen bosques muy abiertos de algarrobo (Prosopis spp). Las precipitaciones varían entre 100 y 250 mm, con característica torrencial en la época estival. Hay importantes aportes y agradación de materiales en las playas y llanuras, originándose inundaciones y desviaciones de los cursos. La población se concentra en las zonas irrigadas (oasis). La actividad extractiva minera de esta zona se ve representada fundamentalmente a través de la actividad petrolera y explotación de salinas.

Chaco sudoeste

Extensas llanuras que se desarrollan al pie de los cordones serranos de Velazco, Ambato, Valle Fértil, Ulapes y San Luis, extendiéndose desde el este de Catamarca y La Rioja, norte de San Luis y noroeste de Córdoba (esta última fuera del área de estudio). Resultado del rellenamiento de grandes cuencas sin ríos alóctonos, pero con numerosos sistemas endorreicos, que originan salares. Se observan fuertes procesos de erosión hídrica y en menor medida eólica.

Los suelos son pobres en materia orgánica y esqueléticos, generalmente arenosos. Las lluvias son escasas y torrenciales en verano, oscilando entre los 250 y los 400 mm. al año. La vegetación se encuentra representada por bosques xerófilos en diversas etapas de degradación, producto de una importante tala, sobre todo de quebracho blanco. La actividad principal es la ganadera, disminuida en su capacidad productora. En algunas cuencas se extienden pequeños oasis irrigados, que posibilitan el desarrollo de actividades agrícolas, con minifundios de muy bajo rendimiento.

Llanura pampeana árida

Planicie organizada a lo largo de la depresión Desaguadero-Salado, en las provincias de Mendoza, San Luis, La Pampa, hasta el Río Colorado. Coexisten llanuras eólicas y fluviales, que alternan con zonas de médanos. Hacia el sur con coladas basálticas. Extensas partes cubiertas de suelos salinos y en general poco diferenciados, con buen drenaje y pobres en materia orgánica. Región árida con precipitaciones que oscilan entre 300 y 400 mm., generalmente torrenciales. La vegetación se caracteriza por estepas arbustivas, pastos duros y bosques riparios muy abiertos.

La región se caracteriza por una disponibilidad de recursos limitada, estacional y aleatoria, donde el estado más frecuente entre los componentes es el stress.

Por otro lado la producción secundaria está limitada por la cantidad y calidad del recurso forrajero.

La población es dispersa (0,1 hab/km2) y el uso de la tierra más generalizado es el ganadero extensivo. El territorio se estructura en grandes propiedades privadas (latifundios), pero la explotación ganadera está a cargo de puesteros que mantienen una relación laboral, con los dueños del campo, difusa o inexistente. Esto determina un esquema socioeconómico que propicia los procesos de desertificación en el área.

Llanura pampeana semiárida

Llanuras onduladas con lomas arenosas, depresiones o cubetas de deflación, bajos salinos, sistema de médanos ubicados en el sudoeste de la Provincia de Buenos Aires, centro y norte de La Pampa, centro y sur de San Luis y sur de Córdoba.

Los suelos son de escaso desarrollo y textura liviana, de buen drenaje y medianamente ricos en materia orgánica y nutrientes. Las precipitaciones oscilan entre los 400 y 700 mm. Estepa graminosa de pastos duros, vegetación psammófila, extensos caldenales y comunidades arbustivas secundarias. Las mayores precipitaciones en esta región permiten realizar actividades agrícolas (maíz, trigo, girasol) y ganaderas (cría, recría, invernada) de bovinos, con mayores densidades de población.

4. — Serranias Secas (Chaco Serrano)

Conjunto de sierras antiguas como las de Velazco, Ambato, Ancasti, De los Llanos, Malanzán, Valle Fértil, de La Huerta, Ulapes, Grande, Comechingones y San Luis. Constituidas por cordones de profundas quebradas, pampas de altura y sus piedemontes.

Estas sierras poseen dos vertientes diferenciadas: la occidental, con menores precipitaciones y una mayor pendiente, y la oriental con pendiente más suave y mayores precipitaciones, consecuencia de la influencia atlántica. Suele nevar en las partes altas. A su vez se puede distinguir, desde el punto de vista de la vegetación, bosques en las quebradas y pastizales en las pampas de altura.

El uso predominante en las quebradas y pampas es ganadero extensivo. En las márgenes de las Sierras aparecen oasis de escaso desarrollo que utilizan las aguas de los arroyos que descienden de ellas.

5. — Oasis de Riego

Los aparatos fluviales que descienden de Los Andes, han construido extensos conos aluviales, con fértiles suelos que, unidos a las obras de aprovechamiento hídrico y sistematización del riego han generado importantes unidades productivas. Se trata de la conquista, a través de la irrigación, de fragmentos de desierto para crear un espacio agrícola. El enorme esfuerzo requerido para la conquista de estas tierras queda justificado por su alta calidad, que las hace figurar a la cabeza de las mejores tierras agrícolas.

En todo el país, los oasis de riego suman 1.500.000 Has., aprovechando la dotación de aguas superficiales y subterráneas. Los oasis se caracterizan por el aprovechamiento intensivo de las tierras para la producción frutihortícola. En todos los casos los asentamientos urbanos se localizan sobre estos mismos espacios, produciendo una competencia por el uso del suelo, que actúa, generalmente, en detrimento de los usos agrícolas y por añadidura afecta negativamente las economías locales. Los ejemplos más significativos son los oasis de las provincias de Mendoza, San Juan y los de los valles patagónicos.

Diagnostico. Características del proceso de desertificación

1. — Región Altoandina

En esta región, esencialmente ganadera, son fundamentalmente dos los factores que desencadenan los procesos de desertificación: los incendios y el sobrepastoreo. Estos, conjugados con condicionantes naturales: fuertes pendientes, pobre estructura de los suelos, torrencialidad de las lluvias y escasa cobertura del suelo, determinan que numerosas áreas se ven afectadas por fuertes procesos de erosión hídrica.

Las especies de gramíneas aptas para el consumo del ganado, se caracterizan por su pobre recuperación. Estas pasturas cumplen un rol determinante, como sustentadores del delicado equilibrio del sistema (fijación de suelos). La retracción del estrato herbáceo y en especial de las especies forrajeras, ha determinado una marcada disminución de la productividad ganadera, y la pauperización de los sectores sociales involucrados.

Actualmente, los gobiernos provinciales, que por derecho constitucional son la autoridad de aplicación en la explotación de las riquezas del subsuelo, han puesto en marcha ambiciosos proyectos de explotación minera que previsiblemente ocasionarán procesos de deterioro ambiental, sobre todo en relación con las fuentes de agua.

En la payunia o patagonia extraandina, los procesos de desertificación más significativos son los desencadenados por la actividad petrolera y el sobrepastoreo, en un ambiente de alta fragilidad por sus condiciones de riesgo volcánico.

2. — Piedemontes

Las áreas pedemontanas presentan problemáticas similares a la región altoandina. Sin embargo, a las situaciones enunciadas en el punto anterior, se suman los procesos de urbanización no controlada, la tala indiscriminada del estrato arbustivo y bosques (los que prácticamente han desaparecido), la práctica de deportes de alto impacto (endurismo), turismo aventura y caza furtiva. Se desencadenan así fuertes procesos de erosión, que se manifiestan en importantes aluviones que afectan las áreas urbanas, localizadas generalmente al pie de las cuencas pedemontanas.

Las actividades minero-extractivas, principalmente petroleras y ripieras, que generan impacto sobre los suelos e importante consecuencia sobre la vegetación y la fauna. Los sectores pedemontanos en contacto con áreas urbanizadas, toman el rol de "verdaderos patios traseros" de éstas, convirtiéndose en sitios vulnerables para la localización de basurales y consecuentemente, para asentamientos urbanos marginales.

3. — Llanuras (de los Bolsones y Travesías, Chaco sudoeste, Pampeana árida y semiárida)

En la zona de llanos secos podemos diferenciar dos sectores socioeconómicos, el de los pequeños productores, muy pobres, residentes en la zona y sin ninguna posibilidad de diversificación de la economía frente al de los grandes productores que son quienes poseen los títulos de propiedad con importantes superficies y no residen en la zona. Este esquema de distribución de la tierra, conjugado con un modelo económico neoliberal, que pugna por insertarse en el mercado global, son los elementos desencadenantes de profundos cambios socioeconómicos que enfrenta la región. Como consecuencia de ello, la pobreza, el abandono de tierras y el éxodo de población rural a las ciudades, se está incrementado notoriamente.

Bolsones y travesías

Estas áreas, hasta las primeras décadas de este siglo, contaban con importante bosques de especies leñosas. Producto de la tala indiscriminada, para uso agrícola y combustible, hoy en día esos bosques están seriamente reducidos y dañados. El pastoreo no controlado, sumado a la desforestación, han llevado a muchos campos a etapas de degradación, con procesos erosivos eólicos y la reactivación de sistemas de médanos.

Las actividades petroleras, de importante desarrollo en la zona, ocasionan significativos impactos ambientales negativos, con degradación de suelos por derrames de petróleo, desencadenamiento de procesos de erosión hídrica y eólica con la apertura de "picadas", disminución de la fauna por caza furtiva y contaminación de recursos hídricos subterráneos y superficiales.

Chaco sudoeste

Las extensas llanuras que se desarrollan al pie de las sierras secas, se presentan como ecosistemas muy frágiles sometidos a fuertes procesos de degradación de origen antrópico. El sobrepastoreo, los incendios naturales o provocados, y la tala indiscriminada, han desencadenado graves procesos de erosión hídrica y eólica. Por otra parte, se advierte un creciente empobrecimiento de la población rural, éxodo y abandono de tierras.

En las áreas agrícolas bajo riego se evidencia el mal manejo del escaso recurso hídrico, con marcadas deficiencias en la infraestructura y en la administración del agua. Ello provoca procesos de salinización de suelos, en diferentes grados, y la retracción y disminución de la rentabilidad de las actividades agrícolas.

El esquema de tenencia de la tierra se estructura sobre la base de latifundios, donde se localizan pequeños puestos ganaderos. El puestero (cuidador de campo y pastor), vinculado al dueño del campo por una relación contractual informal o de "hecho" (en la mayoría de los casos), es el componente más postergado de un esquema socioeconómico anacrónico y sustentador de profundas desigualdades. La falta de una adecuada infraestructura vial y de comunicaciones, la deficiencia de la red sanitaria y equipamientos educativos y el escaso asesoramiento técnico por parte del Estado, determinan una de las situaciones sociales más críticas de la región y el país, y por añadidura se constituyen en el principal factor desencadenante de los procesos de desertificación.

Pampa árida

Esta región, básicamente ganadera, encuentra en esta actividad, las causas de los procesos de desertificación detectados. Si bien se reconocen focos, donde la degradación del suelo y la vegetación alcanzan niveles críticos (especialmente alrededor de aguadas y puestos), en general el grado de conocimiento y estudio de estos procesos, es muy escaso.

Como fenómenos más destacados se pueden citar: degradación severa del suelo, degradación en mayor o en menor grado de toda el área de pastizales, pérdida de biodiversidad.

Por otra parte se detecta éxodo de población rural, en distintos grados según la zona, producto de la falta de políticas concretas para atender la problemática rural. En líneas generales, la infraestructura y el equipamiento de éstas áreas es de mala calidad e insuficiente.

Desde el punto de vista legal, se destaca le inexistencia de un marco jurídico que contemple en forma integrada el manejo y explotación de los recursos. El régimen de tenencia de la tierra (grandes latifundios), y los sistemas de explotación, obstaculizan la introducción de mejoras tecnológicas y la adopción de prácticas conservacionistas. Se detecta en forma generalizada la falta de conciencia y el desconocimiento sobre el tema desertificación.

Pampa semiárida

La combinación de prácticas agrícolas incorrectas en la producción de cereales, el sobrepastoreo y las sequías, desataron procesos de erosión hídrica y eólica dando origen a médanos o reactivando los fijados. A esto debe sumarse la tala irracional, los incendios (un millón de hectáreas en 1973), la elevada mecanización agrícola, que hacen de esta región un área crítica que exige prácticas especiales de cultivo.

Se detecta una progresiva subdivisión de las propiedades por debajo de la unidad económica. Por otra parte, existe falta de preparación y desconocimiento de los productores, sobre técnicas de manejo adecuadas.

Se aprecia, en algunas jurisdicciones provinciales de esta región, la carencia de un marco legal y político que contemple el manejo racional de los recursos.

4. — Sierras Secas

Las sierras secas presentan fuertes procesos erosivos, fundamentalmente hídricos. El sobrepastoreo en laderas y pampas de altura, la tala indiscriminada de bosques naturales y los incendios forestales (en muchos de caso provocados por el hombre), son los principales factores desencadenantes de los mencionados procesos erosivos.

Se advierte, como actitud social, el desprecio por la vocación forestal. Por otra parte, es evidente la carencia de apoyo financiero y asesoramiento técnico, fundamentalmente dirigido a los sectores más vulnerables: los pequeños y medianos productores. Ello ha determinado que en los últimos años, se observen un marcado procesos de transformación de la estructura socioeconómica de esta región, que genera pobreza, abandono de tierras y éxodo poblacional.

5. — Oasis

Las deficiencias de la infraestructura de riego, la inadecuada sistematización, las costumbres y prácticas obsoletas y la falta de asistencia técnica al productor, provocan que cerca del 40 % de las superficies irrigadas presenten problemas de salinización y/o revenimiento freático.

Los procesos de desertificación en los oasis se manifiestan a través de la salinización y sodificación de suelos. De 1.539.188 ha cultivadas bajo riego, en la zona árida y semiárida de la República Argentina, 584.049 has. se encuentran afectadas por procesos de salinización (37,9%) (INTA 1986).

El uso inadecuado del agua y las deficiencias de los sistemas de riego y drenaje constituyen básicamente los factores desencadenantes de los procesos de salinización.

El 36% de la superficie cultivada bajo riego presenta problemas de drenaje, abarcando una superficie de 554.716 has.

En algunas áreas se advierte contaminación de las aguas de riego y de suelos, a través de derrames de efluentes cloacales, desechos industriales y productos químicos. Ello conlleva la disminución de los índices de productividad, la perdida de la competitividad de los productos y sobre todo pone en peligro la salud de la población.

La producción agrícola de los oasis se enfrenta en nuestros días, a cambios sin precedentes. La globalización de los mercados impone una fuerte competitividad de los productos, exigiendo niveles de calidad de acuerdo a estándares internacionales. El sector de los pequeños y medianos productores, es el más vulnerable a estos cambios, y requiere asistencia integral, como medida tendiente a controlar los efectos no deseados del nuevo modelo: postergación social, éxodo poblacional, aculturación y marginalidad urbana, entre otros.

Propuestas de acción

Se expone a continuación un resumen de las conclusiones obtenidas en los talleres subregionales de Mendoza, Valle Fértil (San Juan, la Rioja y Catamarca), San Luis y La Pampa (La Pampa y Sur de Buenos Aires).

Educación, capacitación y concientización

Se impone implementar en forma urgente acciones tendientes a la educación y concientización de la sociedad en su conjunto, de tal manera de instalar la problemática en todos los espectros de la sociedad. Por ello, los distintos talleres recomendaron trabajar no sólo en el marco formal educativo (todos los niveles), sino también en el informal.

Por otra parte, se propone generar herramientas comunicacionales y de divulgación diferenciadas, dirigida a sectores específicos, como políticos, técnicos, docentes y productores. Se persigue asimismo, la jerarquización e integración de los sectores rurales más postergados: puesteros y crianceros.

Los esfuerzos, que desde diversos sectores (científicos, corporativos, gremiales, estatales, etc.) se implementan tendientes a la capacitación en los diferentes aspectos derivados de la desertificación, carecen de continuidad y articulación general. Por ello se propone convocar a todos los sectores interesados con el objeto de diseñar un marco integrador, desde el cual se planteen nuevas estrategias para la implementación de las iniciativas, contemplando fundamentalmente la racionalización de los recursos y la articulación estratégica de las acciones.

Entre las acciones identificadas, se propone un Programa Permanente de Capacitación en la lucha contra la desertificación en la República Argentina, con una primera etapa planificada a tres años. Existe una propuesta en este sentido formulada en forma conjunta entre IADIZA, GTZ e INTA.

Las actividades a desarrollar responden a la identificación de cuatro tipos de usuarios:

1. — Funcionarios que tienen a su cargo la administración y la fijación de políticas de uso y conservación de recursos naturales.

2. — Sector científico-tecnológico relacionado con la generación y aplicación de conocimientos.

3. — Sector de transferencia de tecnología (extensionistas, promotores, asesores, sector educativo, periodismo científico, etc.)

4. — Sector productivo.

Las acciones de capacitación de los grupos 1 y 2 se llevarán a cabo a nivel nacional, las de los grupos 3 y 4 a nivel regional y local.

Generación de Conocimiento

El nivel de conocimiento sobre las realidades de las diferentes áreas de la región es heterogéneo. Se hace imprescindible el relevamiento y estudio de los distintos ecosistemas, apuntando al conocimiento de la génesis y dinámica de los procesos, para obtener datos sobre la velocidad de avance de la desertificación. Es importante el intercambio de conocimientos y la transferencia y/o desarrollo de tecnologías adecuadas.

Para el logro de estos objetivos, se impone que todos los sectores involucrados, y fundamentalmente el Estado, gestione los recursos financieros necesarios y se realice un relevamiento exhaustivo de los recursos humanos e institucionales existentes. Asimismo se propone la conformación de una red que integre todos los sectores involucrados.

Se considera de gran importancia el fortalecimiento institucional de los organismos reconocidos en el estudio de esta temática, orientando las investigaciones no sólo a la generación de investigación básica sino también a la transferencia de conocimientos a los distintos usuarios y especialmente la capacitación de recursos humanos la divulgación y concientización sobre los procesos de desertificación.

Metodología

Se propone la generación de una herramienta metodológica para la detección y evaluación de los procesos de desertificación, orientados a la elaboración de Planes Regionales y provinciales. Para ello es necesario definir indicadores de desertificación particulares, afines a los parámetros usados internacionalmente.

Los planes regionales y provinciales deberán contar con mecanismos políticos-administrativos que permitan su viabilidad local y regional.

Por otra parte, se insiste en la necesidad de contar con nuevas áreas piloto, donde se estudien y ensayen diferentes métodos y tecnologías alternativas en la lucha contra la desertificación, implementándose áreas demostrativas de desarrollo sustentable

Control

Los participantes a los distintos talleres regionales coincidieron en la necesidad de contar con eficientes sistemas de fiscalización y control, que garanticen el cumplimiento de la legislación vigente en materia medioambiental: controles sobre las actividades petroleras, mineras, industriales, caza y pesca, urbanización desordenada.

Se propone asimismo, que cada jurisdicción provincial cree o refuerce sistemas de control fitosanitario, evitando la propagación de plagas y la introducción de especies exóticas perjudiciales. Por lo tanto se hace imprescindible reforzar las partidas presupuestarias de los organismos gubernamentales específicos, con el objeto de capacitar, equipar, ampliar y/o crear cuerpos de brigadas ecológicas, guardaparques o guardambientes.

Por otra parte se insiste en la necesidad de contar con efectivos sistemas de prevención y lucha contra los incendios forestales. Para ello deberán implementarse sistemas efectivos de monitoreo y alerta temprana, y capacitar y equipar convenientemente, tanto a brigadas específicas, como a productores ganaderos.

Recursos hídricos

Los problemas que se plantean a partir de la escasez y mala calidad del agua potable en las áreas rurales, requieren de acciones inmediatas tendientes a implementar sistemas alternativos de provisión, rehabilitación y saneamiento de las fuentes existentes, e incorporación de nuevas tecnologías de potabilización. Además se requiere el estudio, diseño e implementación de sistemas de distribución de agua potable para casos específicos, en los en que la escasez del recurso o las características del área, así lo requieran. Este es un problema generalizado en las áreas urbanas de las tierras secas.

Por otra parte, los organismos pertinentes, deberán gestionar líneas de créditos específicas tendientes a financiar este tipo de proyectos, en tanto que los organismos provinciales encargados de la administración de los recursos hídricos, deberán estudiar el marco legal e institucional para viabilizar las soluciones emergentes.

Se plantea el reciclaje de los efluentes como una alternativa importante y poco explotada para la optimización del recurso hídrico.

Ordenamiento territorial

En materia de ordenamiento del territorio se hace imprescindible la formulación de un marco político-legal (Ley de usos del suelo), que contenga y conduzca los profundos procesos de transformación que experimenta el territorio en los distintos ámbitos jurisdiccionales de la región.

Los objetivos fundamentales, en materia de desertificación, que deberá contemplar esta legislación son:

.—Definición de los límites de las áreas urbanas, complementarias y rurales.

.—Planificación de los usos del suelo.

.—Ordenar y legislar el fraccionamiento de la tierra, enfatizando el tratamiento de las áreas periurbanas.

.—Fortalecimiento y desarrollo de centros urbanos medios.

.—Actualización y/o formulación de códigos urbanos.

.—Protección de las áreas agrícolas ante los avances de la urbanización.

.—Planificación y ordenamiento de cuencas hidrográficas.

.—Creación de áreas protegidas.

Por otra parte, los Municipios y gobiernos que resultan afectados por el incremento del tránsito, en relación con la vigencia del Mercosur, manifiestan su preocupación y solicitan la planificación de los corredores. Se sugiere la formación de una comisión especial que coordine los intereses sectoriales en el proceso de integración brasilera-argentino-chilena. Esto deberá abarcar los problemas ambientales que generen impactos y la planificación de áreas protegidas limítrofes y cuencas compartidas con países vecinos.

Se recomienda la implementación de una planificación ambiental sistémica, como base del desarrollo sustentable de la región.

Sistemas de información ambiental

El éxito de todo proceso de ordenamiento ambiental, y específicamente en este caso de un Plan Nacional de lucha contra la Desertificación, radica en gran medida en la disponibilidad y fácil acceso a información actualizada y de buena calidad. Por ello se propone la inmediata conformación de un Sistema de Información Ambiental específico, subsidiario del Sistema Nacional (en fase de implementación) y los sistemas de provinciales. De esta forma, se posibilitaría la utilización de las estructuras ya creadas, que garantizan confiabilidad de la información y racionalización de los recursos.

Contaminación

Se destacan, como factores agravantes de procesos de desertificación en la región, la contaminación de los recursos hídricos, del aire y del suelo.

Son dos las actividades que generan los impactos más significativos en la materia: las explotaciones petrolíferas y las actividades industriales. Las primeras, no sólo provocan graves daños a los acuíferos, sino que además los derrames de petróleo afectan definitivamente cientos de hectáreas. Los hechos más graves se producen cuando los derrames, derivados de la explotación petrolífera como también de actividades industriales, ingresan a las redes de riego o drenaje, provocando un efecto multiplicador.

De esta manera se ponen en evidencia gruesas fallas en los sistemas de prevención y control, denotando carencias operativas y marcos jurídicos inexistentes (o por lo menos endebles), en algunas jurisdicciones provinciales. Por ello se hace imprescindible la implementación de sistemas de monitoreo y evaluación permanente de los riesgos de actividades petroleras y extractivas en general.

Por otra parte, se propone sugerir a los Gobiernos, arbitren urgentes medidas con relación a la prevención de la contaminación, aplicando las disposiciones emanadas de la Ley Nacional de Residuos Peligrosos y la Ley de Conservación de Suelos.

Si bien, los gobiernos provinciales, en general, condicional los nuevos emprendimientos industriales, exigiendo el montaje de sistemas de tratamientos de efluentes y gases, las industrias antiguas no terminan por avenirse a la actual legislación ambiental. Este hecho pone en evidencia los fuertes condicionamientos que posee el poder gubernamental frente a los intereses de los sectores industriales.

Se propone además, implementar sistemas para el aprovechamiento integral de líquidos cloacales, que posibiliten entre otras alternativas, la explotación forestal y frutihortícola.

No debe dejarse de lado los problemas de contaminación de suelo y agua que producen las actividades relacionadas con la extracción y explotación de materiales radioactivos, con graves incidencias, además en la salud de la población.

Urbanizacion y desertificación

Resulta imprescindible prevenir, controlar y revertir los procesos de desertificación generados por el crecimiento urbano no planificado en la región, sobre todo en las áreas más frágiles, como los piedemontes o en los sectores con tradición y/o alto potencial agrícola. Esto significa generar procesos de planificación y gestión de las áreas urbanas y periurbanas para ordenar las actividades posibles en el marco de la lucha contra la desertificación.

El objetivo final debería tender al desarrollo de modelos de asentamiento urbano ambientalmente adaptados a las condiciones locales conducentes a minimizar el riesgo de desertificación y contribuir al crecimiento ordenado de la ciudad sobre áreas de alta fragilidad.

Actividades mineras

Actualmente los gobiernos provinciales, que por derecho constitucional son la autoridad de aplicación en la explotación de las riquezas del subsuelo, han puesto en marcha ambiciosos proyectos de explotación minera. En este marco de nuevas políticas para el desarrollo de la actividad, se hace imprescindible la reglamentación de la Ley Nº 24.585.

Si bien la legislación en materia minera y ambiental es sumamente precisa, al fijar las pautas y condiciones en que se tiene que realizar tal actividad (aun faltando la reglamentación antes mencionada), existen reservas, fundamentalmente de sectores científicos, sobre la efectividad de los mecanismos de control previstos. Asimismo, se insiste en apuntar que estas políticas de desarrollo integral de la minería, deben contemplar que la fase de procesamiento de los minerales se realice "in situ", posibilitando nuevas fuentes de ingresos genuinos a la región.

Por otra parte, son casi inexistentes las acciones concretas, por parte del Estado, para rehabilitar sitios que ya no están en producción. Conviene destacar además la frecuente falta de adecuación entre la legislación nacional y la provincial. Se debe uniformizar los estándares de medición de acuerdo a la legislación más desarrollada.

En relación con la actividad de exploración y explotación de hidrocarburos, se recomienda que las empresas petroleras recompongan el daño ocasionado y no implementen como resarcimiento la expropiación de los terrenos afectados (ya que el valor fiscal de la tierra es mucho menor que el deterioro realizado).

Distribución de la tierra

El sistema de tenencia de la tierra constituye un componente fundamental, determinante en gran medida de los procesos de desertificación. La experiencia demuestra que el ocupante de tierras fiscales, sin título de propiedad, no efectúa un manejo adecuado de los recursos debido a su inestabilidad.

Los estados provinciales se deben plantear como estrategias prioritarias, la implementación de programas específicos, tendientes a revertir estas situaciones, realizando el saneamiento de títulos de propiedad y la transferencia de las titularidades a los puesteros, en áreas de secano.

La Provincias de Mendoza, por ejemplo, ha puesto en marcha programas orientados a colonización y arraigo de población en áreas de secano. No obstante, se desconocen los resultados obtenidos hasta el momento.

Desarrollo social

Programas como el mencionado en el punto anterior, junto con erradicación de "escuelas ranchos", mejoramiento de la red vial, instalación de sistemas de comunicación y programas de asistencia sanitaria, constituyen valiosas herramientas implementadas por el estado y otros sectores, que posibilitan el desarrollo social de las áreas rurales. Sin embargo, seria necesaria su articulación en torno a un plan rector, con el objeto de garantizar la optimización de los recursos y la continuidad de los mismos.

Participación

Según se desprende de los diagnósticos de las distintas subregiones, un elemento significativo y desencadenante de procesos de desertificación, son las condiciones pobreza y marginación social que reviste la población rural. Uno de los mecanismos probados y más efectivos para revertir estas situaciones es la integración de las comunidades locales en torno a entidades intermedias. El principal objeto de las mismas es multiplicar el potencial individual de los productores y competir en condiciones más ventajosas por la colocación de sus productos. Si bien el éxito de estas medidas depende, básicamente, de la predisposición de la comunidad, es necesario la participación del Estado en un rol de promotor, capacitador y asesor de estos procesos de cambio.

Es evidente que los esfuerzos que realizan los distintos sectores del Estado no son suficientes, debido fundamentalmente a la escasez de recursos financieros. Se impone por lo tanto sugerir, tanto a los gobiernos provinciales como al Gobierno Nacional incluir, dentro de los respectivos presupuestos anuales, refuerzos en las partidas correspondientes. Por otra parte se sugiere al Estado redoblar los esfuerzos tendientes a gestionar subsidios o líneas de créditos destinados a la promoción de la población rural.

Marco Legal

Las jurisdicciones provinciales de la Región Centro Oeste, cuentan con marcos normativos ambientales en diferentes grados de desarrollo. Mientras que la Provincia de Mendoza es la jurisdicción que posee la legislación ambiental más completa de la región, otras provincias necesitan consolidar sus respectivos marcos legales para abordar la problemática medioambiental.

Por otra parte, el Estado Nacional, cuenta con un amplio y profundo marco legal ambiental, que referencia y en muchos casos subsidia las situaciones provinciales. Sin embargo, el problema común para toda la región, no es la profusa legislación o la ausencia de ella, sino la difícil aplicabilidad de las normas. La desidia o la falta de recursos por parte del Estado, son los principales motivos de la deficiente aplicación de las leyes ambientales. Pero también se denotan fallas o ausencias de estrategias claras en los procesos de la formación de opinión y toma de conciencia, que en definitiva resulta un factor determinante en el momento de aplicar las normativas.

Se transcriben a continuación los aspectos más destacados de las propuestas elaboradas por los talleres regionales:

1. — Se hace necesario formular un Código Ambiental Nacional a elaborar con una metodología adecuada al objeto de su tratamiento, propiciando la convergencia de intereses.

2. — Formulación de un Marco Legal Regional para el tratamiento de los Recursos Naturales, como intermediación entre los marcos normativos nacional y provinciales, teniendo presente los principios constitucionales incorporados recientemente a la Carta Magna. Este Marco Regional deberá contener, también, los siguientes principios:

La responsabilidad de los particulares respecto al uso racional de los recursos naturales, que implica la preservación de los mismos y la obligación de recomponer el daño ambiental, que surge del actual art. 41 de la CN.

.—La Acción de Amparo Ambiental, emergente del art. 43 de la CN.

.—La previsión de una política demográfica que preserve el equilibrio poblacional, como factor de desarrollo humano, que el pto. 19 del art. 75 enuncia como atribución del Congreso.

3. — Se deben realizar, en cumplimiento de la ley vigente, las evaluaciones de impacto ambiental de toda actividad que pueda deteriorar el ambiente; sobre todo hidrocarburos y actividades mineras, hidroenergéticas, agropecuarias y procesos de urbanización.

4. — El Estado debe garantizar la calidad de las evaluaciones de Impacto Ambiental, rechazando aquéllas que sólo constituyan meros diagnósticos.

5. — Impulsar, un régimen imperativo de aplicación, para la adhesión de las Provincias a la Ley de Suelos, puesto que afecta un interés vital de la Nación, como es el de su misma subsistencia física, como sustento del desarrollo poblacional.

6. — Impulsar, en las provincias más relegadas en materia de legislación medioambiental, la conformación de marco legislativo básico, como punto fundamental para la articulación de políticas conjuntas en el ámbito regional que aborden la problemática de la desertificación.

Estructuras operativas

En el punto anterior quedo explícito, que los estados provinciales de la región cuentan con un desigual desarrollo de sus respectivos marcos legales ambientales. Por añadidura, las estructuras estatales encargadas de ejecutar las políticas en los respectivos territorios, presentan las mismas falencias. Algunas provincias han instituido el rango ministerial para ejecución de sus políticas ambientales, mientras que otras, tratan la temática en el ámbito de direcciones.

Estos hechos ponen en evidencia los diferentes grados de percepción que tienen las comunidades locales, o por lo menos sus niveles dirigenciales, sobre los problemas medioambientales.

Se impone por lo tanto, instalar, en el seno de las comunidades de las provincias más relegadas en materia medioambiental, un profundo debate sobre el tema, del cual surgirán actitudes transformadoras que trasuntarán en la adecuación y actualización de las estructuras del Estado.

Planes de contingencia

Se propone optimizar la capacidad operativa de las Direcciones Provinciales de Defensa Civil, en la prevención y mitigación de desastres, apoyando los planes de contingencia específicos, fundamentalmente para incendios, sequías graves, riesgo volcánico, inundaciones, aluviones, sismos, y accidentes con residuos peligrosos.

Organización

Como propuesta operativa para contar con una buena evaluación de la situación actual en el ámbito regional, y para optimizar la toma de decisiones a niveles gubernamentales, de ONGs y técnico, se debe conformar una Red de Lucha contra la Desertificación a nivel Regional. Desde el punto de vista organizativo se propone un representante gubernamental por Provincia, uno técnico (apoyado por un equipo interdisciplinario) y un representante de ONGs.

Debería fortalecerse la Red Nacional con nodos regionales, provinciales y locales, garantizando la articulacón de los diferentes niveles y sectores.

Financiamiento

Se propone estructurar mecanismos que posibiliten el acceso al crédito y desgravación impositiva destinado a regiones afectadas por desertificación. Asimismo se recomienda propiciar la existencia de líneas de créditos para vivienda rural similares a los créditos hipotecarios actualmente vigentes para la vivienda urbana, evitando de este modo la migración rural.

Se sugiere la conformación de fondos nacionales, regionales y/o provinciales específicos para atender los diferentes aspectos de la problemática, con el aporte de los sectores productivo y subsidios del Estado.

Se sugiere estudiar las formas de crear "fondos compensatorios" en el ámbito provincial, para resarcir a las regiones y poblaciones afectadas por desertificación causados por la extracción y destrucción de sus recursos durante el proceso de desarrollo de las economías.

La Planificación y Gestión ambiental deberán generar los criterios necesarios para que las consideraciones ambientales condicionen las decisiones económicas, dentro del marco del desarrollo sustentable y de la equidad social y territorial.

Región Patagónica

Caracterización de la Región

La Patagonia es una región comprendida entre los paralelos 36 y 55 grados de latitud sur, cubre un área de 780.000 Km2 y representa aproximadamente un tercio de la superficie continental del país. La integran seis provincias La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, habitan 1.500.000 personas, siendo su densidad poblacional de 1,9 hab/km2.

Esta extensa región presenta diferentes áreas ecológicas desde el punto de vista fitogeográfico, (Cabrera 1971) en la Región Patagónica se encuentran representadas tres grandes provincias: Monte, Patagonia y Subantártida.

La provincia del Monte excede el ámbito patagónico. Se extiende por el Centro Oeste del país desde la provincia de Salta hasta Chubut. Ocupa todo el Noreste Patagónico y florísticamente está relacionada con la vegetación chaqueña.

Fisonómicamente se caracteriza por el predominio de estepas arbustivas medias a altas. En su composición florística se destaca el género Larrea (jarillas).

El clima es árido a semiárido, con una temperatura media anual de 13 grados. Las precipitaciomes oscilan por debajo de los 200 mm y superan los 250 en el noreste de Río Negro.

La provincia Patagonia está relacionada florísticamente con la vegetación altoandina (Cabrera, 1971) y en su fisonomía predominan las estepas bajas de pequeños arbustos y coirones.

El clima es árido y semiárido, con una isoterma media anual por debajo de los 10 grados centígrados. Las lluvias son escasas en las zonas oriental y central, del orden de los 130 mm, aumentan hacia el oeste hasta llegar a cerca de los 500 mm.

La provincia Subantártida abarca la región cordillerana, se caracteriza por el predominio de bosques y matorrales, en su composición florística sobresalen las especies del género Nothofagus.

El clima es templado y húmedo en los distritos septentrionales; y; frío y húmedo en los australes.

Con abundante nieve en el invierno con un período muy corto sin heladas. Con precipitaciones que presentan grandes oscilaciones entre "distritos" que varían entre 550 mm en el sur de la Tierra del Fuego hasta los 4340 mm en Laguna Frías.

Características del proceso de desertificación

El deterioro de los ecosistemas frágiles de la Patagonia se inician con la introducción del ganado ovino que alteró el lábil equilibrio del sistema.

Desde los comienzos del poblamiento pasturil en la región y hasta el inicio de los estudios científicos sistemáticos, ocurrieron más de 60 años en las que se decidió la distribución y puesta en producción de las tierras, sin un criterio de sustentabilidad y sin el conocimiento de la estructura y funcionamiento del ecosistema árido patagónico.

Las principales causas del deterioro ambiental en la Región son atribuibles en gran medida al desconocimiento del verdadero potencial de los recursos naturales y la sobrevaloración de la receptividad de los campos de pastoreo, que indujo a la sobrecarga animal provocando sobrepastoreo. La disminución de la disponibilidad forrajera es producto del reemplazo de especies valiosas por otras no forrajeables, en ciertos ambientes, o bien por pérdida neta de vegetación que conduce a la formación de "peladales", áreas con cobertura de vegetación por debajo del 20 %.

La alteración del equilibrio suelo-pastizal natural en el ecosistema, inicialmente imperceptible, permitió el aumento del stock de ganado ovino hasta superar en 1952, los 20 millones de cabezas (Gráfico Nº 2). A partir de ese momento el impacto y las implicancias de la desertificación en la región comenzaron a expresarse, en la disminución del número de cabezas, flujo poblacional migratorio de las áreas rurales hacia las ciudades y de pérdidas de puestos de trabajo, entre otros. Asociado a este panorama nacional, a nivel internacional se observa un tendencia a disminuir el precio de la lana y a un aumento en el precio de los insumos del sector, esto provoca una fuerte disminución en la rentabilidad en los Establecimientos, en primera instancia, hasta alcanzar un impacto negativo de las Empresas, que se traduce en el cierre y abandono de los campos.

La disminución de la cobertura vegetal deja expuesto el suelo a temperaturas extremas, a la acción del viento y del calor, que en primavera y verano dan origen a las tormentas de "tierra" que disminuyen la visibilidad y dificultan las actividades en el campo y las ciudades. La exposición a estos factores generaron cambios irreversibles en la estructura y composición de los pastizales.

A fines del siglo pasado y hasta mediados de éste, la extracción de arbustos para leña realizada en forma indiscriminada para consumo de la población rural y urbana como recurso energético, potenció aún más la desertificación en grandes áreas de la Patagonia.

La acentuada pérdida de la cobertura vegetal (pastizal y arbustos) coadyuvó en ambientes con un régimen hídrico estacional asociado con relieves de pendientes moderados a fuertes, a la formación de cárcavas provocando en áreas de la precordillera y cordillera grandes zonas afectadas por la erosión hídrica.

Existe asimismo grados de deterioro difíciles de cuantificar que se vinculan a la pérdida de biodiversidad (animal y vegetal) en Patagonia. En este aspecto el PAN entre sus objetivos deberá incluir su análisis y evaluación, para determinar con precisión qué especies requieren de áreas protegidas, para que las generaciones futuras cuenten con un potencial de biodiversidad similar a la nuestra.

En la década de los años ‘60 el aumento de la actividad petrolera en la región contribuyó a aumentar el grado de deterioro del ambiente natural, la tareas de exploración, explotación, construcción de "piletas", para el almacenamiento del petróleo, provocaron la contaminación del agua en los acuíferos, en especial del freático y daños a la producción ganadera por destrucción de alambrados, pérdidas de animales y depreciación de la lana por contacto directo con petróleo.

La pérdida de receptividad ganadera en la estepa patagónica determinó que los ambientes de "mallines", localizados principalmente en las zonas de precordillera y cordillera, sufrieran un alto grado de deterioro por una exagerada presión de pastoreo. Los mallines son unidades geomorfológicas con un alto valor potencial para uso pastoril por la calidad de las especies forrajeras, la abundancia y disponibilidad de agua.

Diagnóstico

La desertificación es el principal problema ambiental, social, económico y ecológico de la atagonia. El deterioro del ecosistema es el producto del uso inadecuado de sus recursos naturales, en especial del pastizal natural y sus bosques.

El sector agropecuario involucra a 12.000 productores dedicados a la ganadería extensiva ovina, bovina y caprina, como actividad principal, produciendo lana, carne pelo y pieles. Los valles de regadío no son objeto directo de intervención y por lo tanto las empresas agrícolas que los componen no se incluyen en las cifras que se indican precedentemente.

El poblamiento de la Patagonia presenta notorias diferencias, en gran parte, asociada a una gran heterogeneidad de ambientes y razones culturales, con gran incidencia en el tamaño de los predios y tenencia de la tierra. En el sector austral existe predominancia de establecimientos o estancias de grandes dimensiones. En el Norte, las unidades extensivas se caracterizan por ser chicas, minifundistas, con un poblador rural de raíces indígenas.

Número. de explotaciones ganaderas por provincia, estratificadas según número de animales.

NUMERO DE CABEZAS

NEUQUEN

*

RIO NEGRO

*

CHUBUT

**

SANTA ... CRUZ

**

T. DEL FUEGO

TOTAL

menos de 1.000

3.086

3.004

1.453

205

7.748

1.001 a 2.000

292

661

528

184

7

1.672

2.001 a 4.000

80

482

511

239

4

1.316

4.001 a 6.000

30

168

175

124

10

507

6.001 a 8.000

17

82

57

46

11

297

8.001 a 10.000

6

33

38

17

8

64

10.001a15.000

9

46

30

29

5

89

15.001a20.000

12

13

3

13

4

42

más de 20.000

9

16

12

12

8

45

TOTAL

3.541

4.505

2.808

869

57

11.780

* Comprende combinación de ovinos, caprinos y bovinos expresados en E.O.S. (Equivalente Oveja Seca).

** Comprende sólo cabezas ovinas.

El sistema productivo (ovinicultura) colapsó a partir de la década de los años cincuenta después de alcanzar el máximo stock de cabezas de ganado, su disminución en primera instancia estuvo asociada con la alternacia de ciclos secos y húmedos, pero no fue óbice para que estudiosos y pobladores alertaran sobre la manifestación del deterioro de los recursos naturales por sobreuso (Bailey Willis, 1914, Fichs, 1930, Soriano, 1956, entre otros) y advertían sobre los riesgos de la explotación incontrolada en ambientes con las características de fragilidad de la Patagonia. En la actualidad la sociedad patagónica en su conjunto (rural y urbana) es consciente del deterioro de sus recursos naturales y la internalización de la problemática se visualiza en los numerosos encuentros y talleres para tratar el problema de la desertificación en distintos foros gubernamentales y no gubernamentales.

La Patagónica argentina, es quizá, la región a nivel de país que cuenta con el mayor nivel en generación de tecnología y un caudal de información disponible para la prevención y control de la desertificación.

En la última década los esfuerzos de gobiernos nacional y provinciales, junto a los actores directos, los productores, ayudados por las agencias tecnológicas, como el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Centro Nacional Patagónico (CENPAT), las Universidades de la Región, con la cooperación de organismos internacionales, como la GTZ, han articulado proyectos tendientes a interpretar el problema de la desertificación y en lo posible visualizar un escenario de soluciones a nivel regional.

Esta acción mancomunada ha permitido determinar la gravedad del problema y visualizar posibles soluciones a través de nuevos enfoques productivos que van desde la intensificación de la producción actual (lana y carne), hasta la reconversión de las empresas agropecuarias. Los nuevos escenarios productivos abarcan una extensa gama de posibilidades que van desde el aprovechamiento de la riqueza paisajista, la fauna, el agroturismo, la agriculturización de las áreas con disponibilidades hídricas y condiciones agroecológicas específicas para ciertos cultivos, entre otras.

El sector agropecuario ha sido por su importancia el priorizado en las áreas de investigación, extensión y transferencia y se considera que por el nivel de actividad en el futuro continuará siendo el receptor de importantes aportes tecnológicos.

Al analizar y evaluar los aportes de los actores directos e indirectos en los Talleres Regionales realizados en el marco del Programa de Acción Nacional de Lucha Contra la Desertificación, se observa que existen aspectos esenciales pendientes de solución, por su importancia, lo relativo a la educación a distancia, la capacitación de los productores, el asociativismo, para solucionar los problemas de escala a nivel productivo y bajar los costos, el fortalecimiento institucional, el marco legal, la tenencia de la tierra y la generación de mecanismos financieros destinados a prevenir y controlar la desertificación mediante la adopción tecnológica, surgen como principales acciones futuras que el Programa de Acción Nacional deberá contemplar a nivel regional.

Una síntesis sobre el grado de conocimiento del problema de la desertificación en la Patagonia se describe a continuación:

1. — Existe un grado importante de concientización sobre la temática de la desertificación en la sociedad patagónica, en el ámbito rural y urbano.

2. — Se cuenta con información sobre el estado actual de la desertificación de la Región Patagónica escala 1:1.500.000 (800.000 Km2). Un 85 % presenta daños de desertificación medianos a graves. El Mapeo fue realizado sobre imágenes NOAA-AVRR (Mapa Nro. 2, Fuente INTA-GTZ).

3. — En base a esa información se desarrolló un Sistema de Soporte de Decisiones -SSD para cada provincia patagónica. Estos sistemas se basan en los potenciales y problemas relevantes identificados, con un enfoque a la sostenibilidad de los recursos naturales, se proponen estrategias de desarrollo para la ganadería tradicional y para la incorporación de alternativas productivas. Los SSD son herramientas de información de uso fácil y en consecuencia de alta utilidad para la toma de decisiones políticas, basadas en información actualizada. (Fuente INTA-GTZ).

4. — Se dispone de protocolos de tecnología probada para los productores. Algunos de los usuarios pagan los relevamientos y diagnósticos que integran la planificación predial de las unidades productivas para lograr el uso sustentable de los recursos naturales y la rentabilidad económica de la Empresa. (Fuente INTA-GTZ).

5. — Se cuenta con un menú de alternativas productivas factibles de ser incorporadas en las provincias patagónicas: intensificación de la producción de carne ovina y bovina, en áreas de alto potencial forrajero. Agroturismo: en Santa Cruz 35 estancias han sido incorporados a esta actividad. En algunos casos como actividad complementaria y en otros como sustituto de la ganadería extensiva. La agricultura es posible en establecimientos con disponibilidad hídrica superficial en cantidad y calidad. Se validan distintos cultivares (ajo, fruta fina, entre otros).

6. — Se cuenta con equipos interdisciplinarios para la asistencia de grupos de productores en el proceso de intensificación y reconversión de sus empresas para alcanzar propuestas sostenibles (incluye asistencia agronómica, análisis económico-financiero) y animación de procesos grupales y asociativos.

7. — Un importante avance se ha logrado en la compilación, análisis y evaluación de normativas legales existentes a nivel regional y nacional, en comparación a las normas internacionales con respecto a la sustentabilidad en el uso de los recursos naturales.

Consecuencias económicas de la desertificación

La información disponible de los censos ganaderos para las provincias de Chubut y Santa Cruz correspondientes a los años 1937, 1947, 1952, 1960, 1963, 1975, 1978, 1988 y 1993, indican un aumento de las existencias ovinas hasta 1952 y una disminución, con altibajos, que en los últimos años se ha acentuado.

El sector agropecuario, excluyendo los valles contribuye al Producto Bruto Regional (PBR) con $ 271.500.000, que corresponden a la producción de lana, carne, pelo y pieles. El 40 % de esta producción es destinada a exportación.

La reducción de las existencias ganaderas, generalizadas a partir de 1984 para la provincia del Chubut superan el 50 % de la carga máxima histórica en algunos de los Departamentos de acuerdo a los datos de las encuesta ganadera de 1995. Situación similar se plantea en la provincia de Santa Cruz.

La disminución en la producción como consecuencia de la caída del stock en ambas provincias considerando el período 1960-1995 y tomando como base el nivel de producción de 4 kg/ animal y al precio histórico de lana de $ 2, el Ingreso Bruto no Percibido (Pbnp) acumulado supera los $ 300.000.000. Si consideramos la carne y las pieles las cifras se aproximan a los $ 500.000.000.

A estas pérdidas económicas significativas deben agregarse la pérdida de 2500 puestos de trabajo permanentes y de 250.000 jornales temporarios por año.

Por otra parte, teniendo en cuenta que el valor inmobiliario de los campos de la región se establecen en función de la capacidad de carga o receptividad, el proceso de desertificación ha producido una fuerte descapitalización del sector.

Otras consecuencias, difíciles de cuantificar son la merma de las fuentes de agua, por disminución de la tasa de infiltración y aumento de los sedimentos en la escorrentia superficial, que trae aparejada la colmatación de las represas de las grandes obras hidroeléctricas.

Existen otros impactos difíciles de cuantificar que se relacionan con la pérdida de biodiversidad (vegetal y animal) y el deterioro de los recursos naturales por sobreuso (potencial perdido). En la Patagonia el 85 % de la superficie presenta daños de desertificación de medianos a graves. Los bosques andinos patagónicos presentan un alto grado de deterioro no cuantificado, el PAN deberá contemplar acciones tendientes a revertir esta situación.

Estrategia de intervención

El concepto de desarrollo sustentable es el eje central de la estrategia de intervención del PAN. Durante la realización de los Talleres Regionales los principales actores involucraron a diferentes componentes para lograr un visión integradora de la desertificación y diferenciaron distintos niveles de intervención.

Los componentes abordados por los asistentes en los Talleres Regionales abarcan el campo educativo, con especial hincapié en la difusión para concientizar a la comunidad en general a través de una política comunicacional consensuada, cuyo retorno por parte de los actores sociales serán las propuestas para el logro del desarrollo sustentable.

Con respecto a los diferentes niveles de intervención se acordó instrumentar políticas que cubran un amplio espectro del sector productivo, esto es, grandes productores, pequeños y medianos -Py- MES, y minifundistas.

La existencia de un marco legal con autoridades de aplicación constituidas y una sociedad con opinión pública formada sobre el uso sustentable de los recursos naturales, que permita un control legal-social sobre las prácticas y el manejo de los sistemas de producción, se considera imprescindible.

Lo expuesto en el punto anterior implica contar con normativas legales elaboradas con criterios sostenibles para los recursos naturales y su manejo a nivel predial y regional.

La capacitación de los productores, el mayor conocimiento de los factores sociales que limitan la adopción tecnológica, la difusión de los resultados y la formación de opinión a través de los medios masivos de comunicación, apuntan a cambiar las motivaciones que configuran la demanda regional.

Entablar con los decisores políticos mecanismos para abordar las posibles soluciones a la problemática de la desertificación mediante políticas consensuadas en lo tecnológico, la capacitación de recursos humanos y de recursos financieros orientados a incrementar la utilización de tecnologías sustentables se consideran vitales en la prevención y lucha contra la desertificación.

Para alcanzar el desarrollo sustentable y en consecuencia una mejor calidad de vida de la población rural y urbana patagónica, y a modo de síntesis surge de los Documentos de los Talleres realizados en Río Gallegos y Chos Malal, las propuestas de acciones que a nivel regional se consideran esenciales:

1. — Profundizar en la comunidad patagónica la problemática de la desertificación a través de la concientización y toma de opinión a nivel de comunidad en general, educadores, dirigentes (públicos y privados), decisores políticos, entre otros, manteniendo la identidad cultural de la región.

2. — Diseñar y poner en funcionamiento un Sistema de Monitoreo Ecológico-SME que produzca mapas sobre el estado y tendencias de la desertificación a nivel de la región.

3. — Desarrollar e instalar una Base de Datos, con un contenido selectivo de variables en lo social, económico y ambiental, que permitan la interpretación de la realidad productiva regional actual e imaginar un escenario futuro en base a las potencialidades de los diferentes ambientes.

4. — Potenciar el fortalecimiento institucional regional y promover las organizaciones sociales (Red).

5. — Instrumentar mecanismos financieros (créditos, degravaciones, entre otros) de estímulos destinados a generalizar la utilización de tecnologías disponibles para el uso sostenibles de los recursos naturales.

6. — Potenciar el uso de los medios de comunicación social entre la familia rural que vive en el campo con el resto de la comunidad, (telefonía rural, teleeducación a distancia, entre otros) para fortalecer el arraigo familiar al medio rural.

7. — Realizar estudios de impacto generado por la actividad petrolera.

8. — Implementar acciones tendientes a la regularización de la tenencia de la tierra, en especial en áreas con población de raíces indígenas.

9. — Elaborar un marco legal fundado en criterios sustentables que integre los recursos suelo, bosque, pastizal y agua, e incorpore las prácticas de manejo sustentables y contemple los desvíos significativos del deterioro que generan las actividades como la minería y el petróleo.

10. — Presentar la información obtenida por la instrumentación del PAN, en formato simple, tipo Sistemas de Soporte de Decisiones, que permita a los decisores políticos, utilizarla como herramienta para el planeamiento cuando se trate de generar políticas a nivel regional, provincial o nacional.

11. — Desarrollo de tecnologías adecuadas para sistemas ganaderos en la Patagonia:

Intensificación

Incluye la evaluación del pastizal natural, ajuste de carga animal y suplementación estratégica para engorde de refugos, obtención de corderos primicia y supervivencia de majadas ante emergencias climáticas, cruzamientos con razas de aptitud carnicera, control de predadores.

Diversificación

Incluye la definición de nuevos escenarios productivos posibles, acompañando los sistemas de producción actuales en consonancia con la dimensión de los establecimientos, perfil del productor y nivel de capacitación.

Implica un alto grado de agriculturización en los valles patagónicos, al sur del Río Negro. En Establecimientos con disponibilidad hídrica en cantidad y calidad, que reúnan condiciones agroecológicas para cultivos específicos (agricultura orgánica).

El agroturismo es un perfil productivo de excelencia en la región patagónica por la diversidad de ambientes y riqueza paisajística, que se conjuga con la infraestructura de los cascos de estancias del siglo pasado.

Aprovechamiento de la fauna y flora, su transformación en productos con marca de origen (carne de choique, guanaco, otros).

Mercados y Comercialización

Diseño de una Unidad de Estudios y Mercados-UEM.

La UEM tendrá como objetivo principal el monitoreo de la tendencia de la producción ovina en general (lana, carne, queso, cuero), su precio, costos de insumos, entre otros, nacional, regional e internacional.

Búsqueda de nichos de demanda a nivel nacional e internacional para productos patagónicos.

Capacitación de los productores en manejo y gestión empresarial.

Integración vertical (artesanías, lana y pelo, carne ovina queso).

La búsqueda de nuevos modelos productivos que garanticen la rentabilidad de las PyMES y la sustentablidad de los recursos naturales, está orientada a recuperar la producción carnicera de la empresa y un mayor agregado a través de la integración con la industria de un producto diferenciado por su calidad y origen (cordero patagónico, escabeches, paté, jamones, otros) de carne ovina patagónica.

En economías de subsistencia un esfuerzo similar debe realizarse apoyado en las raíces culturales de los pobladores, impulsando, a través de la organización, el asociativismo de las artesanías de tejidos de lana y pelo.

Un área todavía no abordada suficientemente es el procesado y confección de prendas de vestir a partir de cueros y pieles a nivel de productores minifundistas a través emprendimientos asociativos.